domingo, 8 de junio de 2025

ANIVERSARIO

20 piedras - 20 años de este BLOG
Por esos caminos

Mi última excursión antes de la caída - Veleta
En estos días se cumplen 20 AÑOS  desde que empecé este blog; veinte años desde que empecé a subir mis fotografías al FLICKR; veinte años desde que descubrí que me encantaba hacer fotos y me encantaba unirlas e incluirlas en mis textos. 

Mi férula y yo de viaje por esas tierras

Veinte años desde que me rompí el húmero izquierdo en una tonta caída de la bici que me mandó al sillón de la baja durante seis meses, hasta que me quitaron la férula, hice la rehabilitación, pude volver a levantar otra vez el brazo como para bailar sevillanas y pude volver a dar mis clases en el instituto y volver a montar en mi querida bici. 
Fue pesado estar invalida, bueno solo un poco inválida durante seis meses, pero tuve buena ayuda y tuve la compañía de toda la gente que empezó a leer mis textos en EL VERANO y a ver mis fotos en mi galería del FLICKR.

Después de tanto tiempo, tras estos veinte años, ya sé que ninguna de estas cosas me harán famosa, ni las fotos, ni la escritura. 
Pero me han ayudado a mi, me han hecho gran compañía y por ello quiero dar las gracias a Ara, que fue quien me descubrió este mundo, a Pedro, que me ha aguantado pacientemente todas las horas que le he dedicado a estas dos tareas de fotos y textos, y a vosotros, que me habéis seguido la pista y a veces me habéis dejado un amable comentario.
 
Solo unas pocas de mis fotos

No seré una influenciadora (INFLUENCER), no crearé contenido, pero me lo he pasado muy bien y por eso espero seguir haciendo esto, fotos y textos, al menos ¡20 años más! (Si me dejan)

 
Una protagonista indiscutible de mis fotos

Mis rutas ciclistas


viernes, 23 de mayo de 2025

Nunca es suficiente

La vida de un turista es dura porque piensa que nunca ha visto lo suficiente.

La Bourse - en la Canebière

 Aquel día en nuestro paseo por las calles del centro de la ciudad, vimos el impresionante edificio de la Bourse, hoy convertido en Museo en la Canebière la calle más conocida de Marsella. 

Llegamos hasta el Vieux Port donde yo me fotografié - como siempre hago, y cuando voy acompañada más aún- en el espejo del techo de la marquesina de Foster. 
Las tres hermanas en la marquesina de Foster
 

Ayuntamiento 

La marquesina en el Vieux Port

Jabón de Marsella, claro
Le Panier
Admiramos el magnifico edificio del Ayuntamiento y subimos al Panier, el barrio antiguo de la ciudad. Recorrimos sus estrechas calles y curioseamos por las pequeñas y maravillosas tiendas de artesanía, dulces y  jabones. 
Interior de la Catedral
Entramos en la Catedral y paseamos por la explanada que hay a su alrededor. A lo lejos veíamos el MUCEM y la Villa Méditerranée, dos modernos edificios que se construyeron con motivo de la Capitalidad Europea de la ciudad de Marsella en 2013.
Detalles artesanales y ecológicos - Le Panier

Nos dirigíamos  hacia estos dos modernos edificios y en la bahía se divisaba el Archipiélago de Frioul.  

Ni siquiera habíamos comenzado la visita a estos nuevos museos y yo ya estaba maquinando qué hacer a continuación.

Villa Méditerranée y MUCEM
Le dije a Pedro, --Podríamos coger uno de los barcos del puerto e ir también a las islas de Frioul. Me gustaría ver el Castillo de If y tratar de encontrar la celda del Conde de Montecristo.  Y señalé al fondo con la cabeza.

Castillo de If


Me parece que me había dejado con mis fotos y mis planes turísticos e iba pensando en sus cosas, porque cuando vio que yo señalaba hacia el mar con la cabeza, él apuntó con su mano al  impresionante barco atracado junto al MUCEM y dijo, -- ¿Qué dices?¿Quieres ir allí? ¿Te gustaría ir de crucero?

Y yo contesté, --¡¡Si, por supuesto. Es justo lo que estaba pensando!!

lunes, 5 de mayo de 2025

El gran apagón

Unos cuantos 'plomos'
  Cuando mi padre ya se había cerciorado de que no había dejado a ninguno de nosotros olvidado en un rincón de la casa, de que la puerta del frigorífico, vacío como para que se despeñaran los ratones, tenía la puerta abierta, cuando ya había cerrado la llave de paso del agua, había bajado todas las persianas, cerrado toda las ventanas y puertas y no quedaba nada más que hacer en una casa silenciosa y tan vacía como un desierto, lo último que mi padre hacía, cuando nos íbamos a pasar un mes de vacaciones en verano, era quitar los plomos: quitar las placas de porcelana blanca que cubrían los fusibles y que eran lo que vulgarmente nosotros conocíamos como los plomos.

Las dejaba alineadas encima del poyo de mármol de la cocina. Había tres pequeñas y dos grandes, porque, en una casa antigua como aquella, había corriente a 125v y a 230v, algo que nunca entendí muy bien qué significaba, pero si sabía que debía tener cuidado de no enchufar el flexo en un enchufe que no le correspondiera porque - entonces sí que saltaban los plomos.

Desconectados - así estuvimos

Como, por lo visto, saltaron el lunes pasado. Solo que en este caso no se solucionó el problema cambiando el hilito de cobre que mi padre ponía entre las dos plaquitas metálicas, cosa que en casa todos y todas aprendimos a hacer, porque los plomos saltaban con mucha facilidad.  Pero este lunes pasado no hubo solución más que esperar sin luz, sin electricidad, sin móvil, sin comunicaciones.

Porque lo curioso es que con aquel sistema tan rudimentario que teníamos de electricidad, el teléfono sí que funcionaba cuando se iban los plomos. A mi aquello me parecía mágico.

Teléfono fijo

En una ocasión en que volví con mis padres a la casa al final de las vacaciones, antes de que él hubiera colocado las placas cerámicas en su sitio, me dijo - Llama a tus hermanos a la playa y les dices que ya estamos en casa. - Pero, papá, ¿cómo voy a llamar si no has puesto los plomos aun? - Pedazo de tabardillo, -me dijo-, con lo lista que eres ¿no sabes que el teléfono no necesita electricidad para funcionar?

A oscuras me fui a dormir

¡No, no lo sabía!! Ahora ya si lo sé. Pero ya no me sirve porque ahora todos los teléfonos necesitan electricidad… y por eso nos quedamos colgados el lunes sin poder comunicarnos.

Ahora todo funciona con electricidad.  Y así nos va!


domingo, 20 de abril de 2025

La jarrita de la leche

Dormitorio y estudio

El primer año que hicimos intercambio de casa, estuvimos dos semanas en un pequeño apartamento muy cerca de la casa de Elvi que nos venía estupendamente para poder estar con ellos todo el tiempo posible.  Lucas tenía quince meses, pero ya podíamos quedarnos con él  alguna noche y sacarlo de paseo siempre que queríamos, que fue justo lo que hicimos.

El piso de Jonathan era tan pequeño - un apartamento estudio con una sola habitación para cocina, salón y dormitorio-, que no necesitamos buscar mucho para saber lo que había o no había. De entrada, no teníamos ni sábanas ni toallas; pero, como aquel año decidimos ir en coche, echamos todo lo necesario para nuestra estancia en el maletero; bueno, casi todo lo necesario. De haberlo sabido, yo hubiera añadido esas cosas vulgares que aquí hay en todas las casas y en Francia solo las venden en el Carrefour grande,  o quizás en un bazar chino, si es que hubiera bazares chinos, que no los hay - cuando todo el mundo sabe que son las tiendas más útiles del mundo. Así que no me llevé ni el cubo de la fregona, ni  el mocho, ni el recogedor de cabo largo, ni otras cosas así.

El piso tenia lo preciso para un estudiante que viviera allí solo. Una taza, un plato hondo, uno llano y dos pequeños, un cubierto, un pequeño cazo y una pequeña sartén y poco más. Yo no encontré la tostadora, ni la batidora, ni el calienta agua, ni otros lujos.

Cocina y comedor
Un bazar chino - de todo

Pero, claro… era un piso de estudiante. Menos mal que Elvi nos prestó el menaje que nos hizo falta,  que, al finalizar nuestra estancia devolvimos a su casa, junto con el edredón, las sábanas y las toalla que yo me había llevado desde Granada.  ¿Para qué hacerles hacer el viaje de vuelta? A ella le venían bien y a mi también dejarlas allí para otros viajes u otros invitados.
En el siguiente piso, uno ya grande con varias habitaciones donde vivía una familia normal, no un estudiante solitario, había de todo. Y no tuvimos ningún problema. Excepto la falta de recogedor de rabo largo - ¡Qué pesados son los franceses!!

Ventilador con luz

El año que fuimos a Cartagena tuvimos un piso amplio, limpio, cómodo y moderno. Tan moderno que no logré encontrar el interruptor de la luz de la cocina por ningún sitio. Al final, pero ya en casa, descubrí que la luz estaba en el ventilador pero era otoño cuando estuvimos allí y ya no hacía calor. ¿A quién se le hubiera ocurrido ese truco? Truco, que descubrí cuando nosotros pusimos ventiladores- con luz- en casa el siguiente verano.

Mi amiga Maud, que tenía muchísima experiencia en hacer intercambio de casa y que ha viajado así con la familia por todo el mundo, me contó algunas de estas diferencias que ella encontraba entre sus costumbres suecas y las de otros países. Y decía que todos los que viajamos compartiendo casas pasamos por estas experiencias. 

Ella, sin embargo, recordaba como lo más chocante de todo, aquel año que dejó su casa en Malmo a una familia inglesa. En casa de Maud había de todo: eran la pareja y tres hijos y llevaban viviendo allí mucho tiempo. Yo, cuando estuve con ellos, no eché en falta nada ; pero aquel hombre inglés, cuando le devolvió la llave de la casa y le comentó lo bien que habían estado, le dijo  - Solo hay una cosas que no he encontrado por ningún sitio. ¿Donde guardan ustedes la jarrita de la leche?? Como no la encontré, le compré una!

Una nube de leche, por favor

¡Malditos ingleses y su eterna costumbre de poner una nube de leche en el té!

A mi amiga Maud le hubiera comprado muchas jarritas

viernes, 11 de abril de 2025

Brujas

Bahía de LA HERRADURA desde Cerro Gordo

"Este pueblo se llama LA HERRADURA porque su bahía tiene forma de herradura", les digo a todos los que vienen a nuestra casa de la playa cuando les enseño las vistas desde la terraza. "Mirad,  la Punta de la Mona, a la izquierda, y Cerro Gordo, a la derecha, son los dos promontorios que abrazan el mar en esta Bahía de La Herradura como los lados de una herradura." 
No siempre este pueblo se llamó así. Según la Wikipedia, los poblados que había en la zona tuvieron  otros nombres, pero éstos desaparecieron cuando sus pobladores se fueron al norte de África, y entonces los castellanos le dieron al pueblo el nombre que tiene ahora mismo. 
Así se lo expliqué a Julie, la señora francesa que pasa unos días en nuestra casa con su familia. Como yo no hablo francés, hablábamos en inglés y le dije que herradura en inglés es horseshoe, y le enseñaba con mi brazo cómo la bahía tenía esta forma de 'zapato de caballo', pero ella no me entendía bien -- ¿Cómo se dice en francés el zapato del caballo?  Le pregunté y señalé mi zapato y mi pierna como si yo fuera a horse (un caballo).  Ella dijo  -- Le fer a cheval?!   --¡Exacto! Eso es lo que yo quería decir.  -- Claro, ahora lo entiendo, - dijo ella. 

FER A CHEVAL - Jabón 'La Herradura'
Más tarde intercambiamos unos regalos, nosotros le habíamos comprado jamón y vino,  y ella nos trajo jabón de Marsella.  De repente, Julie miró el jabón que yo tenía en la mano y que ella me acababa de dar y dijo - Mira, Pilar, esto es un fer a cheval. Exacto. El jabón era de esa marca y tenía el dibujo de una herradura en el envoltorio. Y yo le dije - Claro, por eso me has traído este regalo. Tú sabías a dónde venías. Y ella contestó.  --Oh, no. No sabía nada sobre el nombre del pueblo.
Pues eso. Que somos un poco brujas las dos.  

martes, 1 de abril de 2025

M for Mary

Otra Pilar, mi abuela paterna
Mi madre marcaba nuestra ropa interior con nuestras iniciales, sobre todo las braguitas, porque éramos mucha gente en casa y así resultaba más fácil tener la ropa ordenada. Como yo compartía inicial con mi hermana mayor, a mi me adjudicó una M, M for Mary, como dicen los ingleses; es decir M de María, porque yo me llamo María Pilar, pero ella, mi hermana mayor, se llama María Pura y la siguiente María Dolores y la siguiente María del Mar, que mi padre decía que él no tenía hijas, sino que tenía una caja de galletas María. Gracioso que era el muchacho.

Todas éramos MARÍA, o sea, que le podía haber adjudicado la M a cualquiera de nosotras.

 Para romper con las galletas, a la última hija le puso Adelaida, ¡ah no!,  que ese era el chiste de mamá pata, pero es que debía de haberle puesto Adelaida porque ese era el nombre de su madrina, pero le puso solamente Isabel, que era el nombre de mi abuela materna, porque yo soy Pilar por mi abuela paterna. Los nombres se heredaban entonces por estricto orden familiar.

Toalla con iniciales

Cuando me hice mayor y ya mi hermana mayor había abandonado el hogar familiar, recuperé mis iniciales auténticas PF y con ellas mi madre marcó las sábanas y toallas de mi ajuar; - pienso que sería para que si alguna de estas prendas se cayera al patio de vecinos, yo supiera cual era la mía. 

Pero ahora, que todos nos hemos convertido en INICIALES, por aquello de la protección de datos, vuelvo a ser M para la consulta en el hospital, para mi banco, que me llama 'Estimada María', para la compañía eléctrica y para yo no  que documento oficial más. 
Afortunadamente ya no soy estudiante y no tengo que ver cómo en las listas que se publican  con las notas a final de curso en el tablón de anuncios del Instituto ya nunca hay nombres, solo INICIALES. Antes al menos, te adjudicaban un número, con el cual yo supe que había aprobado mi examen de acceso a la Universidad. Esos eran otros tiempos muy lejanos.

Pero esta M, como me llamo ahora, me hace ilusión, me siento como si fuera M, la jefa la jefa de James Bond. No está mal, a mis años, tener un puesto tan interesante; ¿no, James?

Y para terminar con las iniciales, mi cita favorita: Las palabras de esta canción de VAINICA DOBLE Un Siseñor Con las Patas Verdes que cantaban Sergio y Estibaliz:  
Que amanezca tu mejilla con mi nombre señalada ...

Quisiera ser inicial
en incrustación bordada
un motivo ornamental
en el centro de tu almohada
que amanezca tu mejilla
con mi nombre señalada
....




viernes, 21 de marzo de 2025

Olores fantasma


Huele a lluvia
Con los años he ido perdiendo mis sentidos. Cada vez oigo peor, cada vez la comida tiene menos sabor, cada vez veo más borroso todo lo que me rodea -además de plagado de mosquitas voladoras-, el tacto... ya no sé ni qué es, y el olfato, ¿qué os voy a decir? No huelo nada. 

Así que me extrañé hace un año y medio cuando me perseguía un olor persistente a quemado y andaba todo el día preguntando  a Pedro ¿No hueles a quemado? --No, no, nada. - me respondía él.

Otros fantasmas, como mi persistente olor
Es cierto que cuando nos vinimos a vivir a esta casa si que olía a quemado, mejor dicho, olía a tostado. El tostadero que había a la vuelta de la esquina, detrás del parque, emanaba desde bien temprano los olores deliciosos de pipas, maní, almendras y otros frutos secos si el viento venía de esa dirección. Pero el tostadero se fue a otro rincón del polígono y nos dejó en su lugar una fábrica de aceite que también despedía el buen aroma de la almazara en temporada, y el mal olor del alpechín en otros desafortunados días. Al poco tiempo las dos empresas se mudaron a algún lugar lejano y sus olores se fueron con ellas.

Pipas, mani, almendras

Pero como os dije, hace quince meses empecé a oler a quemado permanentemente sin viento ni fábricas que me trajeran el olor. El olor lo llevaba yo en mi pituitaria fantasma. La verdad es que yo olía a almendras garrapiñadas. Si habéis paseado por el Pie de la Torre en Granada sabréis de lo que estoy hablando.

 Como me harté de semejante y empachoso olor me fui a ver a mi doctora y le dije,  --Tengo un olor fantasma. Lo sé porque lo he leído en INTERNET. Ella me respondió - No sé qué es un olor fantasma, nunca había oído a nadie decir eso. Y lo buscó en alguno de sus directorios médicos y lo encontró. Como ella no sabía cómo quitármelo me envió a la Otorrino, que sí sabía lo que era un olor fantasma y que me dijo que ya se me quitaría solo y mientras tanto que usara un nebulizador para limpiar la nariz por dentro y me comprara aceites con esencias y los oliera para distráeme del olor a almendras garrapiñadas. También me dijo que consultara con un neurólogo - pero me dieron cita para dentro de trece meses y lo dejé para otra ocasión- Me compré dos botes de esencias, uno con olor a lavanda y otro a mandarinas y los he ido alternando hasta que el olor de las almendras por fin desapareció.

¡Malditos trapos!
Pero, hace mes y medio me volvió el olor fantasma. Algo olía a húmedo en la casa, sobre todo en la cocina. Y no es por la lluvia que tenemos, porque mi olor viene de unas semanas antes.  Busqué en todos los armarios de dónde podría venir el olor; miré en el cesto de las patatas, en el frutero, debajo del fregadero y detrás del friegaplatos e incluso limpié y corrí la lavadora por si acaso había agua encharcada bajo los electrodomésticos, pero todo estaba bien y el olor seguía, y no solo en mi cabeza, ¡¡Pedro también lo olía!!  La lluvia se estaba ya anticipando. Eso era lo que yo pensaba. "Ya viene el agua por el oeste." Sería eso, pensé yo.

Pero mis olores fantasma no eran tales, en esta ocasión fueron reales y esta es la historia:

Les tuve que dar un buen fregado

Con estos fríos. el jueves decidí preparar un buen cocido. Me apetecía algo caliente y consistente. Puse los garbanzos en remojo la noche antes, compré los avíos en la carnicería, y la verdura en la frutería de aquí al lado y me dispuse a hacer de cocinera. Cuando abrí el enorme cajón de las ollas y cacerolas el olor me dió un bofetón en la nariz.  Cogí la olla express rápidamente, antes de que me mareara y al abrirla, allí estaba el origen de mi pesadilla: un trapo húmedo que debía de llevar en el fondo de la olla una buena temporada. Como el invierno, hasta esta racha de tormentas, ha sido muy templado, no he cocinado guisos contundentes y no he necesitado la olla express, y se ve que tampoco eché en falta el trapo. 

El trapo en el fondo de la olla no es más que otro ejemplo de mis monumentales despistes, como cuando encuentro el azucarero en la nevera, la mantequilla en el cajón de la verdura, el mando a distancia en la papelera, el destornillador guardado con los cubiertos, o las bombilla rota en el cubo de los papeles ..... 

Los años. La vida. 

Que tengáis una buena semana


jueves, 6 de marzo de 2025

Me voy a tirar un farol - o voy a tirar un farol

Los faroles de  Estévez en el Auditorio
Ya fui una vez de farol en este blog, hace unos años; hoy solo voy de faroles granadinos, y no hay nada más granadino en este tema que los faroles de los Estévez.  En mi casa hay dos que fueron un regalo y llevan toda la vida conmigo, aunque probablemente no los compraron en la tienda taller que  los Estévez tienen ahora en la calle Buensuceso - podéis ver el escaparate en mi foto - sino en el taller original de la calle Elvira  fundado por el maestro Pedro Fernandez Estevez en 1911. Así que es un negocio con más de un siglo de historia y casi tan tradicional en esta ciudad como la Alhambra. 

Tienda de la calle Buensuceso

En la página Web  de los faroles Estévez he leido que estos faroles de la foto no son los mismos que hubo cuando se inauguró, antes de que ardiera el Auditorio Manuel de Falla, pero que los Hermanos Estevez los rehicieron cuando se reconstruyó el edificio. 

Sus faroles también decoran calles, hoteles, edificios públicos y privados en Granada y en otras ciudades. Podréis verlos si paseais por la Caldereria, el Zacatín o vais al Hotel San Antón o al Hotel Alfonso XII de Sevilla 

Farolas matemáticas de la Gran Vía
Hay otros faroles o farolas famosas en Granada, las farolas geométricas de la Gran Vía que fueron muy polémicas cuando se  cuando se remodeló esta calle y se instalaron en 2006.

He descubierto - bendito San GOOGLE- que sirvieron a mi hermano Pablo y a un colega suyo  para hacer un trabajo matemático  "MATEMÁTICAS EN UNA FAROLA DE LA GRAN VÍA DE GRANADA"  JORDI ALBA, PABLO FLORES Universidad de Granada (España) y que fueron diseñadas por el escultor José Manuel Darro y el  arquitecto Alejandro Muñoz Miranda y que intentaron hacer una 'granada'. ¡Tal cual!  Nada que ver con la que yo he hecho esta semana en mi taller de cerámica: 

Mi granada de barro

 

Otra farola geométrica 
Palacio de los Duques de Gor


En el Carmen de la Victoria


El farol del Compás de San Antón
Pero no se de qué taller salieron estas otras farolas que he visto por ahí y que son igualmente bonitas. 
Yo siempre miro hacia arriba y hago fotos de esos faroles o farolas que me acompañan en mis paseos y que luego comparto con mis lectoras. 

Mi farol verde

Y este es el que faltaba: mi propio farol de los Estévez en el hueco de la escalera de mi casa 
Mi farol verde, como una esmeralda