jueves, 6 de marzo de 2025

Me voy a tirar un farol - o voy a tirar un farol

Los faroles de  Estévez en el Auditorio
Ya fui una vez de farol en este blog, hace unos años; hoy solo voy de faroles granadinos, y no hay nada más granadino en este tema que los faroles de los Estévez.  En mi casa hay dos que fueron un regalo y llevan toda la vida conmigo, aunque probablemente no los compraron en la tienda taller que  los Estévez tienen ahora en la calle Buensuceso - podéis ver el escaparate en mi foto - sino en el taller original de la calle Elvira  fundado por el maestro Pedro Fernandez Estevez en 1911. Así que es un negocio con más de un siglo de historia y casi tan tradicional en esta ciudad como la Alhambra. 

Tienda de la calle Buensuceso

En la página Web  de los faroles Estévez he leido que estos faroles de la foto no son los mismos que hubo cuando se inauguró, antes de que ardiera el Auditorio Manuel de Falla, pero que los Hermanos Estevez los rehicieron cuando se reconstruyó el edificio. 

Sus faroles también decoran calles, hoteles, edificios públicos y privados en Granada y en otras ciudades. Podréis verlos si paseais por la Caldereria, el Zacatín o vais al Hotel San Antón o al Hotel Alfonso XII de Sevilla 

Farolas matemáticas de la Gran Vía
Hay otros faroles o farolas famosas en Granada, las farolas geométricas de la Gran Vía que fueron muy polémicas cuando se  cuando se remodeló esta calle y se instalaron en 2006.

He descubierto - bendito San GOOGLE- que sirvieron a mi hermano Pablo y a un colega suyo  para hacer un trabajo matemático  "MATEMÁTICAS EN UNA FAROLA DE LA GRAN VÍA DE GRANADA"  JORDI ALBA, PABLO FLORES Universidad de Granada (España) y que fueron diseñadas por el escultor José Manuel Darro y el  arquitecto Alejandro Muñoz Miranda y que intentaron hacer una 'granada'. ¡Tal cual!  Nada que ver con la que yo he hecho esta semana en mi taller de cerámica: 

Mi granada de barro

 

Otra farola geométrica 
Palacio de los Duques de Gor


En el Carmen de la Victoria


El farol del Compás de San Antón
Pero no se de qué taller salieron estas otras farolas que he visto por ahí y que son igualmente bonitas. 
Yo siempre miro hacia arriba y hago fotos de esos faroles o farolas que me acompañan en mis paseos y que luego comparto con mis lectoras. 

Mi farol verde

Y este es el que faltaba: mi propio farol de los Estévez en el hueco de la escalera de mi casa 
Mi farol verde, como una esmeralda


miércoles, 26 de febrero de 2025

La hortensia de invierno

La bergenia de mi jardín 
 Mi vecina Paqui tenía un huerto de tomates y hortalizas y yo iba a su casa cuando llegaba el verano a comprarle kilos y kilos de sus riquísimas verduras de temporada y del terreno. Como fui tantas veces y nunca le regateé ni un céntimo ni un tomate, casi nos hicimos amigas bueno, en realidad, solo fuimos buenas vecinas que charlabamos sobre los nietos, los trabajos y los huertos. 

Su marido nos contó que él había trabajado en la construcción en la isla de Menorca, como muchos emigrantes que salieron de estos pueblos andaluces, y que volvió al pueblo cuando se jubiló. Compraron esa casa donde ahora viven, al final de mi calle, y él se dedica a trabajar en unas tierras que eran de su familia para entretenerse. 

Hojas enormes

Yo estaba feliz con esa afición de mi vecino porque cuando llegaba el verano, me abrían sus jardín y sobre la mesa del patio hacíamos negocios sabrosos.

Mientras ella me pesaba las bolsas de tomates, pepinos, pimientos y lo que hubiera recogido su marido ese día, yo admiraba su jardín y se lo celebraba. Tenía un níspero y un naranjo de comer, no de mermelada, además de plantas variadas en los arriates: cintas, hortensias, plantas aromáticas y una planta de enormes hojas  de color verde oscuro con estrías en un rincón a la sombra, que a mí me evocaba el jardín de mi abuela pero cuyo nombre ignoraba. 

Tomates del terreno

Paqui me dio unos esquejes de esta planta antigua, a la que ella llamaba violetas y yo la planté en mi jardín, junto a las matas de hierbabuena,  a la espera de que algún día yo viera las violetas florecer en mi pequeñísimo huerto.

Yo utilizo sus grandes hojas para mi cerámica

Pero no salieron violetas, aunque las flores que si salieron eran de un lejano color violeta, más rosa que morado. 

No eran hortensias, aunque se le parecían. Estas flores añejas, esta planta que cada día se ha hecho más grande y que amenaza con devorar a todo lo que hay a sus alrededor, es en realidad una BERGENIA, y también se la conoce como hortensia de invierno, porque nos alegra el jardín desde enero a marzo, cuando pocas cosas florecen. 

A veces me salen bien

En realidad su nombre científico es Bergenia crassifolia. Y si quereís saber más detalles interesantes sobre esta planta un poco 'anticuada', pero realmente bonita y decorativa para cualquier jardín, leed este artículo publicado en EL PAIS el domingo pasado.   "Cuidado y disfrute de la bergenia, la hortensia de invierno"




Animaos con esta planta. Ya veréis como pronto tendréis preciosas hortensias de invierno en vuestro jardín o en simplemente en un balcón, y si os da por la cerámica, como ami, podréis usar sus hojas para hacer precioso platos para la ensalada. 

Mi bergenia, rodada de ortigas - ¡para la sopa!!


lunes, 3 de febrero de 2025

El erizo

Golgados

 Mi colección de collares aumenta cada verano aunque siempre prometo que no me compraré ni uno más. Pero son mi debilidad, que heredé de mi madre, ya que utilizo muy pocas joyas -apenas unos pequeños pendientes- y  no puedo evitar traerme uno de recuerdo de cualquier sitio que visito

Se salían del tarro de cristal

Así que he tenido que buscar una manera de guardarlos o ponerlos en exposición para que no almacenarlos todos en un bote o caja porque así se enredan tanto que no hay manera de sacar uno en el último momento. 

Podría hacer una cortina con mis collares
Durante unos años los colgué de la pared en una percha bonita, pero no había sitio para tantos, más tarde los metí en un gran bote de cristal de boca muy ancha que compré en IKEA. Quedaban preciosos para decorar, pero el sistema seguía siendo muy poco práctico. 

Hierros en el barro

Hace dos años, cuando la pandemia y cuando empecé con la cerámica, se me ocurrió clavar unos alambres rígidos que forré con washi tape de colores brillantes, en una bola de arcilla que luego metí en un macetero alto con piedras para que se sujetara bien. No quedó mal. Aquella araña de la que colgué mis collares decoró el descansillo de la escalera durante un tiempo, hasta que el verano pasado, alguien tropezó con el tiesto y todo se vino abajo. 

Alambres forrados

Así que ahora, con más conocimiento de cerámica  y más tranquilidad, estoy fabricando otro sistema para colocar collares: he hecho un cacharro de barro muy macizo y le he puesto agujeros. Ahí clavaré unos alambres, que tengo que buscar en alguna ferretería o tienda de bricolaje o simplemente en los chinos, y veré que tal queda mi erizo. Porque de momento eso es lo que parece: un erizo, sin pies ni cabeza. y cuando los colares cuelguen de esos alambres pondré el artefacto en alto en algún rincón que no esté al paso para que nadie le de, sin querer, con el codo y volvamos al principio

Ya os contaré.

Parece un gorrito de bebé

Con agujeros y alambres ahora es un erizo


viernes, 31 de enero de 2025

Dos versiones de la misma historia

Acabo de saber que mi querida hermana pequeña Isabel expondrá sus acuarelas de PIEDRAS en Gijón a partir del 28 de febrero de 2025 en el bar 'La Manuela' en el barrio del Carmen. ¡Le deseo toda la suerte del mundo!


Bodegón con vidrio - foto

Bodegón con vidrio - acuarela

Me encanta cuando mis hermanas artistas hacen versiones en acuarela o en oleo de mis fotos. Lo  único que lamento es que no guardo fotos de sus obras, pero si las voy encontrando os las traeré por mi blog para que disfruteis de su arte tanto como yo. 

Las acuarelas de las piedras ya
enmarcadas

Hoy empiezo por mi hermana Isabel porque es la pequeña y la que mas producción tiene, pero seguire con mis otras hermanas y podréis comprobar lo que os digo. Tienen arte para dar y repartir. 


Acuarela rododendro

Rododendro foto

Las torres de piedra

Torres de piedra 



El viento en la playa

Setenil de las Bodegas - mi versión


Setenil de las Bodegas - la versión de Isabel

lunes, 20 de enero de 2025

Nuestro pequeño-gran río

Espejo por la mañana
Este río nuestro, el Genil,  a veces trae un hilillo de agua, menos que una acequia o un arroyo, y a veces, cuando levantan las compuertas junto a la Clínica Inmaculada, parece tan caudaloso como el Neva a su paso por San Petersburgo, al que se parece sobre todo por esas farolas de cristal blanco que lo acompañan desde el puente Verde hasta el del Camino de Ronda. 

Parece una acequia de la Vega

Las farolas blancas

Cuando el día está tranquilo, se reflejan las casas de sus orillas y los árboles del Parque de las Ciencias. En estas ocasiones,  el espejo del agua solo lo rompen unos cuantos patos que resisten el frío, la escasez de agua y la porquería que suele flotar en ese agua estancada. 

De limpieza en el río

 Pobre Papá Noel

No me extraña que el Ayuntamiento tenga una brigada especial de limpieza para recoger toda la mierda que se acumula en este estanque urbano porque yo he visto basura de todo tipo depositada en sus aguas: este año sorprendí hace unos días al mismísimo Papá Noel, ya pasada la Navidad, atrancado en la compuerta junto con las naranjas, hojas y ramas que el viento había traído a hacerle compañía.

Contenedor - La basura en la basura

Pero otras veces fotografié un perchero, una silla de oficina, un contenedor de basura e incluso  una bicicleta amarilla de esas que salieron a la calle durante dos meses para que la gente las alquilase y la gente las robó, las destrozó y las tiró al río. 
Como paseo con frecuencia por la orilla del río, ya lo he visto de muchas formas y de muchos colores: verde, marrón, casi negro e incluso transparente - pero eso menos veces y ya lo conozco bien.
Si un día no está muy elegante, me espero a la próxima ocasión, como hoy, por ejemplo. Como era temprano el agua estaba calma y el espejo era perfecto; hasta que llegaron los patos y rompieron el espejo. 
No importan, vendrán más días, más lluvia, menos agua y probablemente más espejos.  Y yo los veré porque seguiré paseando por su orilla.

Espejo con sol

La ribera del río un día tranquilo

Los patos en formación

 

Un auténtico espejo

Los reflejos de las casas - Ribera del Genil