sábado, 9 de diciembre de 2023

En el recuerdo aún

Alzaba murallas la vida...
He encontrado entre mis  viejos papeles del último curso de Bachillerato, durante el que solía copiar en mi diario los poemas que mas me gustaban de mis autores favoritos, este poema sin autor lleno de tristeza y de una tremenda desolación.

¿Quién escribió este poema para que yo lo copiara, lo guardara en mis sótanos enormes y lo encontrara en esta fría tarde noche de diciembre?

Como cuando era profesora y comprobaba si los trabajos de mis alumnos eran originales o no copiando frases enteras en el Google hasta que aparecía la página de trabajos de donde habían sacado el suyo - ¿Recordáis EL RINCÓN DEL VAGO? ¿Aun existe? -, ahora he copiado este poema y he intentado buscar su autor en Internet. 

... murallas inmensas de palabras y ademanes

 No he tenido éxito. Por eso, y porque me gusta mucho os lo traigo.  Confío en que alguien recuerde al autor de estos amargos versos.

 En el recuerdo aún

 Alzaba murallas la vida,

murallas inmensas de palabras y ademanes

que tu, como quien pone las manos en el agua,

rompías y deshacías solo con tu presencia,

el mundo era mucho más que una vida,

que dos vidas amándose.

... rompías y deshacías solo con tu presencia ...

     Y otros lo sabían

     y yo lo vivía

     y tú lo creabas.

Hoy es espesa la vida

como una gran muralla

de ademanes y palabras hecha.

           Y nadie me ayuda a deshacerla.

           Y nadie me ayuda.

            Y nadie.

Porque tu vives a lo lejos otra vida

yo canto esta noche

estas palabras

Yo escribo esta noche

estos tristes y mal hechos versos

            Y nadie me ayuda a deshacerla.

            Y nadie me ayuda.

            Y nadie.

 

  Y nadie me ayuda a deshacerla

-- 

Gracias a Mario ahora se que es una canción de Raimon, En el Record Encara,  traducida por no se quien. Es una canción tan melancólica y tan triste como  este poema. Aquí podéis oírla.  Y aquí está el texto original en valenciano, supongo. 

 Muchas gracias, Mario, de corazón. Sabía que alguien me solucionaría este misterio.



miércoles, 6 de diciembre de 2023

Mi tía Teresa

Ramillete de florecitas de miga de pan
Ramillete de cerca

Quiero dedicar este post a mi tía Teresa, una de las hermanas de mi madre,  porque si, porque se lo merece y porque creo que me hará famosa y quiero agradecérselo de antemano.  Luego os explico por qué pienso esto.

Ella fue la artista que con miga de pan hacia pequeñas joyas para toda la familia: sortijas, pulseras, collares, colgantes, adornos.Tenía manos habilidosas y, aparentemente, la paciencia de un miniaturista.  No se si era paciencia o era tiempo lo que tenía, porque no la conocía demasiado bien, aunque pasé un verano de mi pre-adolescencia con ella y nunca olvidaré lo cariñosa que fue conmigo a su manera y lo ciezo que era el tío cura con el que también compartí esas calurosas semanas en un pueblo de Jaén.

Sortija hecha con miga de pan
Mi tía Teresa hacia joyas de miga de pan y  bordaba unos maravillosos manteles para la merienda. También forraba perchas de madera con retales de muchos colores y con pasamanería. Hoy no se donde hubiera podido encontrar las cintas de tira bordada, picunela o grogrén que ella atesoraba en sus cestos y cajas de costura y mas tarde utilizaba para hacer esos largos tapetes que se colocaban sobre todas las mesas o aparadores.  

 

Algunas de sus perchas
Durante un tiempo utilizó los restos de las telas que se usaban para hacer las casullas de los curas y con ellas fabricó muchos de estos tapetes que tenían aguas, no que estuvieran mojados, sino que la luz al reflejarse sobre ellos 'hacia aguas', se movía como si se reflejara en la superficie de un lago.

Eran tapetes de moaré lujosos y brillantes que nosotras, jóvenes adolescentes modernas y progres, denostábamos. ¡Que horror, eso es simonía! No era un horror, es que no se podía hacer otra cosas con esas telas brillantes y doradas que el Concilio Vaticano II había quitado de en medio para que la Iglesia, su liturgia, sus templos, recuperaran una muy antigua austeridad  y ahora nadie sabia qué hacer con esas telas. Ella sí supo como no tirarlas, como reutilizarlas - que se dice ahora.

Más perchas
Porque era una mujer muy apañada, muy capaz de sacar partido a cualquier pieza de tela que cayera en sus manos. Ella ya tenia la cultura de la reutilización, bueno, ella como mi madre, como mis otras tías. Eran de la época del 'Aquí no se tira nada'. E igual que mi madre siempre nos hacía crema de legumbres para cenar el día que a mediodía habíamos comido lentejas, ella reutilizaba los restos de vestidos, faldas, sabanas o lo que fuera para sus manualidades, que mas tarde repartiría entre la familia.  

Mi acerico

Mi mantel verde
Yo, como fui de sus sobrinas mayores,  tuve la gran suerte de que me regalara uno de sus manteles de merienda. Aun lo tengo, aun lo utilizo y aun me maravillo de todo el trabajo que hizo. Es de esterilla verde y está casi totalmente cubierto de flores bordadas en punto de pasada y ribeteado en punto de festón también con hilo blanco.  Utilizo sus pequeñas servilletas para los cestos del pan, porque no dan ni para secarse la comisura de la boca después de tomarse un té. 

Tapa-costuras
 Ahora que hablo sobre mi tía Teresa y sus costuras, me doy cuenta de que debo utilizar un vocabulario que ya casi no recuerdo, ni para los materiales, ni para las costuras. ¿Donde estarán almacenadas estas palabras? ¿Bodoques, festones, zurcidos, remiendos, vainica, vainica doble, bordado, punto de cruz, punto de abeja, aplique, dobladillo, hilván, sobrehilado, pespunte, ribete, ojales, presillas, sisa, bies, nesgas, acerico o alfiletero, canesú? ¿Y las telas o las cintas: entredoses, picunela, grogrén, tira bordada, pasacintas, vivo, tapacosturas? Casi han desaparecido de nuestro vocabulario. 

Un pequeño aplique - Mis labores
 Al menos a mí me suenan estas palabras y me quedan los recuerdos de mi tía Teresa, sus regalos, que espero seguir utilizando durante mucho tiempo.

He dedicado este texto a mi tía Teresa porque se lo merece y porque en mi blog, el post mas leído, y con mucha diferencia,  es uno que se llama 'Carricoches de miga de pan...' en el que yo me refería a una vieja canción de Joaquín Sabina, que todos conocéis, Con la frente marchita

La gente entra en mi blog para leer ese post porque piensa que les voy a explicar qué eran los carricoches de miga de pan. Y yo no lo explico, pero hoy sí explico qué eran esas figuritas de miga de pan de las que hablaba Sabina y que me tía Teresa elaboraba con paciencia, primor y cariño para regalar a todas las personas que ella quería y que supieran apreciarlas. 

Esta claro que Sabina se refería a las que hacían los jóvenes artesanos argentinos que durante un tiempo, en los años 70, vinieron a vivir entre nosotros y se tenían que ganar la vida de cualquier forma. Hacían y vendían figuritas de miga de pan o soldaditos de lata y las vendían en los mercadillos, las plazas y las playas.

Por eso, por saber qué son esas figuritas de miga de pan, pienso que entrará mas gente a leer mi blog y me harán famosa. Ya veis qué ilusión me hace cualquier cosa.

¡Que paséis un buen puente de la Constitución!


sábado, 11 de noviembre de 2023

¿Coincidencia?

Vistas al Teatro Romano
Libros en la Casa de la Terma
No es la primera vez, y espero que no sea la última. Mi intuición/premonición sigue funcionando y eso aun me trae sorpresas.

Esta es la más reciente (latest, but not last, que dicen los ingleses):

Vi una película en la tele justo dos días antes de salir de viaje - El sentido de un final - una película inglesa de 2017 que me encantó. Una historia sobre cómo recordamos nuestro pasado, cómo modificamos nuestros recuerdos o rellenamos los vacíos de la memoria con lo que más nos favorece aunque no sea verdad y cómo algunas veces algo en el presente nos hace variar esos recuerdos 'mal fabricados' y eso nos descoloca cuando ya tenemos toda la vida prácticamente resuelta. En la película, ese 'algo' que ahora el protagonista conoce echa por tierra su tranquila vida de jubilado y las justificaciones de su pasado se desmoronan de repente. El final es sorprendente.

Nuestra casa, casi romana

Como vi que la película estaba basada en un libro de Julian Barnes - The Sense of an Ending, en mi siguiente visita a una librería lo busqué para completar mis 'recuerdos' de esa película. No lo encontré.  

En el FNAC del Nevada Chopin, como dicen por aquí, solo pude comprar Nada que temer, también de Julian Barnes. Pero…


The Sense of an Ending

 ¡Sí que lo encontré en la Casa Terma del Teatro Romano!, el alojamiento que encontré por HOME EXCHANGE  en Cartagena donde hemos pasado unos días maravillosos esta semana que han estado llenos de paseos, arte, arquitectura, cultura y buenas tapas y comidas.

¿Es coincidencia, premonición, intuición? No lo sé. Pero  en la estantería del dormitorio, entre unos pocos libros en inglés español y holandés, encontré el libro The Sense of an Ending, en papel, en su versión original, inglés, ¡el libro que yo estaba buscando! Y esa ha sido mi lectura por las noches en estos días.

  Si la película me gustó, el libro me ha gustado aún más. Las dos historias, la del libro y la del guion, aunque son la misma, son bastante diferentes pero me da igual: agradezco a los guionistas que nos explican cosas que al leer a veces no las ves. (¿Será porque lo he leído en inglés?)

 ¿Qué pensáis? ¿Es una premonición, una coincidencia o un misterio sin solución?

 Por cierto, os recomiendo la película, ¡y el libro, claro!

domingo, 22 de octubre de 2023

Tierras de Almería

Una procesión de camiones
 Esto es lo que vimos en la antigua carretera N-340 camino de Mojácar, no una procesión de orugas como la de la foto, sino una procesión de camiones. Circulaban uno detrás de otro sin dejar un hueco por el que poder adelantarlos y ademas daba igual adelantar a uno o dos, si teníamos cincuenta delante y cincuenta detrás y cien en el otro sentido. 

Iban y venían por esa estrecha carretera al puerto de Garrucha a descargar el yeso extraído de las canteras de Sorbas donde se encuentra la segunda cantera más grande del mundo.

Barco,camiones, yeso

Cuando llegamos a Garrucha nos asombró que nadie prestase atención a la dársena del puerto donde la procesión de camones avanzaba hacia el barco y cerca de él vaciaban su carga de yeso en enormes montañas. Inmediatamente las cintas transportadoras llenaban las bodegas del buque BOLTEN SYMI cuya linea de flotación descendía muy lentamente. Los camiones volvían de vacío por el mismo camino hacia la Cantera, y repetían el viaje una y otra vez.  Al final del día el barco partió rumbo al Reino Unido, hacia el puerto de Immingham (Lincolnshire)

Al día siguiente, vimos un nuevo barco entrar en el puerto, ULTRA COURAGE,guiado por el práctico y los dos remolcadores. Los camiones estaban ya descargando su mercancía en un trasiego continuo que a nadie del pueblo parecía extrañar.  Era un engranaje perfecto: Los camiones tenían un acceso privado a la dársena y no paraban de entrar y salir durante todo el día.  Hoy he visto que este barco, ya lleno de yeso, se dirige a Baltimore (EEUU) y está en este momento cruzando el Estrecho de Gibraltar

Los camiones
Otro buque, el ULTRA COURAGE

 La chica del Centro de Información Minero nos explicó todas estas cosas y nos contó que su padre había sido uno de los conductores de esos cientos de camiones que llevan años transportando el yeso desde las canteras hasta el puerto en una interminable procesión. Ahora se que Almería se ha convertido en una potencia mundial en exportación de este mineral con 4 millones de toneladas anuales que llegan por mar a los cinco continentes, que el yeso viaja a Estados Unidos, a los Emiratos Árabes, a Inglaterra, a muchos países y que es un yeso de  excelente calidad, muy apreciado en todo el mundo. Supone una fuente de ingresos que pasa desapercibida porque no es tan espectacular como los invernaderos, que son conocidos de todos, mientras que poca gente sabe lo rentable que es este yeso de la Comarca de Sorbas.

Pero nosotros no sabíamos nada de este yeso y de esta explotación. Tampoco sabíamos que en la zona de Lucainena de las Torres y alrededores se extraía mineral de hierro en la primera mitad del siglo XX, que se transportaba en un pequeño tren hasta el cargadero de mineral de Agua Amarga. 

Centro Información Lucainena

La explotación del hierro acabó hace ya muchos años, pero ahora en esta zona se pueden visitar los restos del Patrimonio Minero. (Atención, la chica nos dijo que no fueramos en verano, que el calor era insoportable). Ahora sí es buena época de visitas.  Hay varios edificios interesantes, la actual escuela ente otros, y una ruta verde que transcurre por donde antes circulaba el tren del mineral. 

 

La escuela - antiguo edificio de la Compañía Minera

 A mi me encantaron los  hornos de calcinación. Unas grandes construcciones donde se calcinaba el mineral para transformarlo de carbonato férrico en oxido de hierro. Fueron construidos por la antigua Compañía Minera de Sierra Alhamilla en 1900.

Hornos de calcinación

Uno de los hornos ha sido restaurado y los demás se han consolidado para que la zona se pueda visitar con seguridad. 

Vistas


 

Como veis es una zona llena de lugares interesantes y sorprendentes. 

Desde la carretera a Lucainena de las Torres vi lo que yo pensaba que eran los plásticos de un gran campo de invernaderos, pero desde el Mirador de la Iglesia, el Mirador del Poyo de la Cruz, para ser más precisos, me di cuenta de que eran placas solares. Algo que también se 'cultiva' en esta zona donde el sol brilla casi todo el año. 

Todo eso abunda en la zona: parques solares, parques de aerogeneradores, canteras de yesos. 

 

Placas solares - mas allá del cementerio

 

 

 


Molinos de viento

 Qué sorprendente y curiosa es esta TIERRA DE ALMERÍA. 

Dejo para otro día hablar de los pequeños poblados del Oeste en el Desierto de Tabernas, del inmenso campo de olivos en el límite del desierto - la tierra del ORO VERDE-, del turismo, del buen tiempo, de lo bonito que es el parador de Mojácar,  de las horribles urbanizaciones de las que ninguna costa de este país se ha librado...

El gran lujo, el sol - Parador de Mojácar


sábado, 30 de septiembre de 2023

Verano eterno

Ya no leo poesía, digo que no la entiendo, pero en realidad es que ya no me llega como me llegaba antes. A pesar de eso he descubierto un poeta. 

 Hace unas semanas vi una entrevista en la tele en la DOS con Luis Alberto de Cuenca. Me sonaba el nombre, pero no sabía nada sobre él. Al terminar una amena entrevista, el poeta recitó unos poemas suyos, me gustaron y busqué mas en Internet. Vi que era un autor muy conocido. 

Me he comprado uno de sus libros, una antología de poemas - Los mundos y los días y hoy os traigo uno de sus poemas.

El invierno no llegara a alcanzarnos

He elegido este poema que se llama VERANO ETERNO porque me ha gustado su sencillez y porque me ha parecido muy acorde con el 'tiempo' que estamos pasando, sufriendo este largo, larguísimo, caluroso ETERNO verano del año 2023.

Hay quien nos dice: "Amigos, esta historia
ya no va a durar mucho. El invierno se acerca".
Y le decimos: "Somos caballeros
del verano. El invierno no llegará a alcanzarnos.
Mientras el cuerpo aguante,
cantaremos canciones para olvidar el frío.
En las canciones es verano siempre". 
 
Verano en la Provenza


Hoy, ultimo día de septiembre, sigue haciendo tanto calor, los días siguen siendo brillantes y llenos de luz como si aun no fuera otoño, como si estuviéramos en verano. 

Parece que podremos decir como dice el poeta: El invierno no llegara a alcanzarnos. 


Nos sentaremos a esperar que nos alcance el invierno

NOTA.- Casi acaba el mes y aun no había escrito mi entrada mensual. Aquí está. Se que alguien se sentará en este banco con vistas a la vega y Sierra Nevada para leer este pequeño poema.  Espero que le guste.

sábado, 26 de agosto de 2023

Mis galletas

Mi primerísimo bizcocho

La gente que viene a comer a casa, mis invitados, siempre celebran mucho mis platos y sobre todo mis guisos de verdura o pescado al horno.  A mi me encanta que mis comidas les encanten porque me gusta cocinar, aunque no mucho y no para todos los días, pero lo que de  verdad se me da fatal es la repostería; de eso no sé absolutamente nada.

Hace muchísimo tiempo hice un bizcocho, pero no salio muy guapo y dejé el tema.

 Lo volví a intentar durante la pandemia pero tuve unos resultados cochambrosos: mi bizcocho de chocolate parecía una zapatilla vieja o un trozo de ternera sanguinolenta al vaciarlo del molde. 

¿A qué se parece?

De hecho cuando lo metí en el horno subió tanto que la masa se salió del recipiente y casi todo el relleno se derramó en la bandeja. El bizcocho estaba bueno cuando se enfrió pero era impresentable. Menos mal que no tenía público aquellos días - Pedro no prueba los dulces y nadie podía visitarnos en esos largos encierros. 

En vista del resultado, me dediqué a hornear pan y decidí que los platos dulces no eran lo mío y no volví a intentarlo.

Pero esta primavera decidí hacer galletas porque me encontré un paquete de copos avena para el desayuno que estaba a punto de caducar y recordé que Elvi hacía unas galletas de avena muy ricas y muy fáciles.

La receta de Elvi

Como yo tenía la receta, lo intenté y como no seguí las instrucciones al pie de la letra,  las galletas no me salieron bien.

En realidad más que galletas aquello parecía una torta, la masa se extendió por toda la bandeja del horno. Menos mal que cuando se enfrió pude partirla en trozos pequeños y guardarlos en la caja de las galletas. El caso es que esos trocitos de torta de galleta tenían buen sabor y buena textura. Yo me las comí con el desayuno poco a poco y cuando acabé con ellas decidí intentarlo de nuevo.

Un pan como una torta

La separé bien

Esta vez sí seguí las instrucciones al pie de la letra y puse pequeños montoncitos de masa sobre el papel de horno muy separados para evitar la torta de la primera vez. 

Tuve que preparar dos bandejas de horno porque hice mucha masa pero me salieron muy bien muy ricas; tan ricas que todos los que han pasado por casa este verano - y han sido bastantes- se han comido las galletitas poco a poco sin decir ni media palabra. 

Al final me preguntaban si tenía más, pero se las habían zampado todas y eso que estaban duras, sobre todo las últimas que quedaron en la caja y que yo no les había echado ni nueces ni almendras ni nada.

¡¡Y lo conseguí!!

Pero  lo mio no es hacer galletas, ni otros dulces. Lo de la repostería, con las cantidades y tiempos tan medidos y tan exactos, me parece demasiado preciso para mi que me gusta darle mi versión particular a las recetas.

He pensado que si hago galletas las voy a hacer de otra manera, de las que no se comen, de las que solamente sirven para decorar.

Os las voy a enseñar,  aquí las tenéis.

¿Queréis una?
No están ricas, no sirven para la merienda pero ¡a mi me gustan!
 

Este es mi taller de cerámica.  También hago platos y otras cosas






jueves, 27 de julio de 2023

Yo maté la aspidistra

Este verano por fin he decidido arreglar la aspidistra, la pilistra para entendernos mejor. Ya llevaba años mirándola estropearse poco a poco y llenar el rincón de enormes hojas secas y pinchudas. Hace dos días decidí que era el momento.

En su mejor época

La pilistra tiene su historia: yo la heredé de tía Mariana. La trajimos en nuestro caluroso LADA ruso - preparado para las gélidas estepas siberianas sin aire acondicionado, por supuesto - en el viaje que hicimos a Linares a recoger algunas cosas que aún quedaban en la casa de las tías .

Trajimos unos cuantos jarrones de opalina y algo de loza: viejos platos y fuentes desportilladas de la Cartuja de Sevilla, una cesta grandota de mimbre que se desfondó apenas le metí dentro unas telas, y también me traje las dos descalzadoras que estaban en su dormitorio y que un tapicero, amigo de mi hermano Nicolás, arregló y tapizó tan bien que yo las disfruto cada día en mi dormitorio.  Incluí en este porte una de las muchas pilistras que adornaban su patio.

Loza vieja de la Cartuja de Sevilla
La pilistra encontró su rincón en nuestra casa, junto a la puerta de la entrada, y fue creciendo, creciendo hasta que tuve que sacarla al patio porque ya casi nos impedía entrar en la casa.

Cada vez que mi madre venía a vernos me decía, --Esa pilistra está demasiado grande; tienes que partirla. 

Nunca la partí y ella siempre seguía diciendo lo mismo, --Esa pilistra está demasiado grande; tienes que partirla.

Ya antes de que ella hablara, cuando entraba por la puerta de la casa, yo ya sabía lo que me iba a decir y así mismo sabía lo que iba a responderle, --Ya lo haré mamá, ya lo haré.

Inmensa, llena de polvo y hojas secas
Nunca lo hice hasta este verano. Pero lo he hecho mal y se ha muerto;  la he matado. Estaba tan grande que no se podía sacar del macetero, no había forma de partirla. 
No quería romperlo porque el macetero tenía su historia también: era un regalo de Florencia, la madre de Pedro, mi suegra, que siempre me quería regalar cosas y nunca sabía qué. Por fin un verano en que fuimos a visitarlos a su apartamento de la playa de Velilla, me dijo. --Venga que te voy a comprar algo. 
Yo había visto una tienda de cerámica de esas muy típica de pueblo y dije. --Vale, me gustaría que me regalaras unos maceteros que me vienen bien para el jardín. 
Me regaló un macetero decorado al estilo de Talavera bien grande y muy bonito y allí puse la pilistra.
 Ahí se ha pasado un montón de años; se salía por los bordes del macetero y ya estaba horrorosa porque no le quedaba nada de tierra, solo raíces y hojas secas.

Ayer quisimos arreglarla y murió, la matamos. No era nuestra intención: cuando le cortamos todas las hojas para ver si podíamos, por fin, partirla, nos la cargamos. Muerta. FINITA.

Me he quedado con unas cuantas hojas verdes que he puesto en un florero, pero éstas no son de las que echan raíces, así que no podré tener más macetas de pilistra de origen Mariano. ¡Qué más da!

 Se acabó la historia de la pilistra de tía Mariana. 

Mis libros de Orwell, ahora buscaré el de la Aspidistra

En  mitad de la operación de poda total de la maceta recordé un libro de George Orwell,  Keep the Aspidistra Flying de 1935,    En español la novela se llama Que no muera la aspidistra.

Y me dije, ya está, ya lo he hecho. No he seguido los consejos de Orwell.

La Wikipedia explica ese extraño título de la novela de George Orwell: en la Inglaterra victoriana las únicas macetas que podían sobrevivir al débil sol inglés y al sórdido aire que se respiraba en las casas debido a la calefacción por chimeneas, las lámparas de aceite  y a las hornillas de carbón, eran las pilistras, las puñeteras pilistras,  las macetas que aquí en Andalucía decoraban esos patios maravillosos con pozo, mecedoras de mimbre, un pilar y unas señoras con abanicos dándole a la lengua.

Para nosotros, en Andalucía, las pilistras son las macetas de los zaguanes y los patios, pero para los ingleses las pilistras eran las macetas de las casas de la pequeña burguesía con pretensiones de elegancia, pocas ambiciones sociales  y muy mediocres  y eso se prestó durante mucho tiempo a chistes sobre pilistras que aparecían en las comedias, en las revistas satíricas o en las series de televisión posteriormente. 

Patio andaluz con pilistras y pozo

Obviamente las pilistras dejaron de ser las únicas macetas posibles en las casas cuando se acabaron la chimeneas y las cocinas de carbón y yo, de hecho, nunca he visto una pilistra en las casas que he visitado en Inglaterra.

Pero la novela de Orwell, como todas su obras, contiene un crítica permanente en su argumento contra la sociedad del momento. Según la Wikipedia, de nuevo, " El título puede interpretarse como una exhortación sarcástica. en el sentido de "¡Hurra por la clase media!"

Encontré otra explicación en una pagina del Grado en Periodismo  de la Universidad de Zaragoza

 "Conociendo a su autor, militante del POUM, teniente en las Brigadas Internacionales e integrante de la Home Guard, podemos plantearnos un doble significado de lo que la aspidistra significa. Por un lado, tenemos esa planta, símbolo de la burguesía y de la resignación a una moral impuesta por las clases dominantes. Por el otro, nos queda la incógnita de si el periodista hizo alguna conexión con la Aspidistra Británica, una transmisora de radio de origen estadounidense encargada de esparcir propaganda negra. Al igual que ocurre con el personaje de Napoleón en Rebelión en la Granja, Orwell no dejaba cabos sueltos."

Una planta con mucha historia, como podéis ver.