En estos días de noviembre por la mañana entro en la cocina con la estufa en la mano porque hace tanto frío que no puedo
desayunar sentada si no caliento la habitación un poco.
| Obras en la cocina |
| Garaje-cocina |
La culpa la tuvo Isidro, el albañil. Cuando hicimos la obra, hace ya más de veinte años, quitaron el radiador que estaba detrás de la puerta y luego se olvidaron de ponerlo. Cuando ya estaba toda la obra terminada, hasta los muebles y los electrodomésticos instalados, alguien preguntó - y el radiador, ¿donde lo vais a poner?
| Todo casi terminado |
No era
cuestión de levantar el suelo otra vez para poner las tuberías; ya habíamos tenido bastantes problemas
cuando Tomás, el sobrino de Isidro, que venía de aprendiz, se quedó encerrado
en el último rincón de la cocina poniendo las losetas; parece un chiste, pero yo lo vi.
Estaba descompuesto y empezó a llamar a su tío a voces para que le dijera cómo
salir de ese agujero. Yo no quise ni ver el final de aquella historia. No sabía si echarme a reír o ponerme a gritar como Tomás, pero yo de pura hartura.
Dios
mío, eran tan malos los de esa cuadrilla, Isidro, Antonio y Tomás, el aprendiz,
que yo solo soñaba con que se fueran de una vez aunque dejaran la cocina a
medias.
Estuvimos
un mes cocinando en el microondas y comiendo en el garaje y ya no podía aguantar ni un día más.
Así que ahora me traigo la estufa cuando voy a desayunar y me río sola, por no cabrearme, con la historia de la cocina sin radiador.
Me estás recordando la obra de mi cocina hace ya bastantes años. Dijeron que eran tres semanas, pero se alargó mes y medio, que también estuve cocinando con el microondas, con el añadido de que, al arrancar las tuberías del fregadero, se colaron en mi dormitorio, justo en la cabecera de mi cama, así que tuve que emigrar a la misma habitación donde había puesto el microondas, pues el otro dormitorio ya lo tenía ocupado con los muebles y los cuadros que había quitado de la entrada. O sea, que viví mes y medio en una habitación...
ResponderEliminarLas obras son tremendas, un auténtica pesadilla. Si por mi fuera habría puesto una terraza mirador en lo alto de mi casa para disfrutar de las vistas de la Sierra, pero no lo hice nunca por no aguantar a esos inutiles!! Obras, las justas y ya están bien!
EliminarY el caso es que los míos eran buenos, pues había buscado una empresa seria e importante para no tener que ocuparme de nada, pero luego se reunieron una serie de circunstancias por las que se paró la obra a medias y me quedé con la cocina sin terminar y el de los muebles metiéndome prisa para colocarlos. Ahora, tantos años después, yo estoy contenta de como quedó y de que no he tenido el menor problema con ella desde entonces. Que eso era lo que buscaba, no quería "una cocina de cine", sino una cocina cómoda y duradera, que no se estropeara nada a los dos días.
EliminarBuena suerte la tuya!!
EliminarYo no quiero no acordarme de la última obra. En nuestro caso me empeñé en que no se olvidaran del radiador de la cocina y me lo pusieron justo al lado de donde me siento a comer. Sabían que yo era la más friolera de la casa ;)
ResponderEliminarTu tuviste más suerte que yo!! Qué bien!
EliminarYo tengo la habilidad de olvidarlo todo así que ahora miro la cocina y digo, no era exactamente lo que yo quería pero no recuerdo quien tuvo la culpa.
ResponderEliminarBuena idea. Mejor olvidarse de esos malos ratos, porque, aunque yo ahora me rio, la verdad es que esa maldita cuadrilla de albañiles que contratábamos eran tan desastrosos que me impidieron hacer muchos arreglos a esta casa que que nos hubieran venido muy bien. Pero eran tal como lo cuento e incluso peor.
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