sábado, 14 de mayo de 2022

No se qué pensar

La adolescente 

... poblársele las ingles de amapolas.


 
"Huele a sangre mezclada con espliego,
venida entre un olor de resplandores.
A sangre huelen las quemadas flores
y a súbito ciprés de sangre el fuego.

Del aire baja un repentino riego
de astro y sangre resueltos en olores
y un tornado de aromas y colores
al mundo deja por la sangre ciego.

Fría y enferma y sin dormir y aullando,
desatada la fiebre va saltando,
como un temblor, por las terrazas sola.

Coagulada la luna en la cornisa
mira la adolescente sin camisa
poblársele las ingles de amapolas."

Poema de Rafael Alberti de su libro 'El Angel Erótico'

Una bendición o una maldición

  No se qué pensar, de verdad.

Las mujeres siempre hemos tenido la regla, y siempre nos ha tocado pasar unos días malos cada mes, unos meses mejores, otros mas chungos. Pero a pesar de eso, hemos ido a clase, a trabajar, de excursión, de paseo, de juerga, de viaje. Hemos hecho la vida, siempre.

Ahora plantean esta nueva ley: días de permiso para mujeres que tengan reglas dolorosas. 

Y a mi se me plantean muchas preguntas: ¿Quien decide si tienes derecho a la baja o no,  quien te da esa baja? ¿quien hace tu trabajo si tu tienes ese problema y no iras a trabajar uno o dos días cada mes?,¿quien te justifica en la empresa?, ¿quien te te paga esos días? ¿quien cuenta contigo si hay pendiente un ascenso, una promoción?

Y si tienes pendiente un viaje ¿también te quedarás en casa?  o una ruta en bicicleta, o un partido de tenis, ¿los harás? ¿te quedaras en casa? ¿quien se tomara horas o días de baja de su tiempo libre?

Además, a veces parece que los políticos y las políticas descubren la pólvora amarilla o que la tierra no es plana y dicen de pronto: -- A partir de ahora, en los centros escolares siempre habrá a disposición de las alumnas y gratis las compresas o tampones que necesiten.  Eso ya se hace en los colegios e institutos desde hace muchísimos años. Yo he sido secretaria en un Instituto mucho tiempo y siempre  se compraban los artículos higiénicos necesarios para darlos a  las chicas. Ellas siempre sabían que tenían que pedirlos en en la conserjería del centro.  Igual que también durante mucho tiempo había un botiquín con aspirinas, antiinflamatorios y otras pastillas analgésicas para el dolor menstrual u otros pequeños problemas hasta que las leyes cambiaron y se nos dijo que no podíamos dar medicinas a nuestro alumnado. 

Pero admito que es una idea fantástica lo de reducir el IVA de los productos de higiene femenina. No son artículos de lujo, son de primera necesidad. Ya va siendo hora de bajar sus altísimos precios.


miércoles, 11 de mayo de 2022

La conversión del abuelo

El camino de regreso de la playa

Cuando volvíamos de la playa ayer me fijé en que junto al cementerio  de un pueblo del Valle de Lecrín habían construido un par de casas modernas. Desde la autovía se veía un cartel muy grande en una de ellas: VELATORIO. Curioso nombre: en mi pueblo, como en todos los pueblos y ciudades por aquí cerca, hay tanatorios pero lo de velatorio o - velorio- como se decía antes a lo de acompañar la familia del difunto, es algo antiguo, algo que se hacía en las casas, y que ahora se hace en el Tanatorio.

El cartel me recordó otras ocasiones en que he pasado algunas horas junto a un difunto, o junto a la familia del mismo.

Mi tía Dora solía contar que nunca se había reído más en su vida que en el velatorio de su padre. Algunos amigos que estaban acompañando a la familia se pusieron a contar chistes y no pararon en toda la noche y ella, con los nervios de sentir que debía estar llorando, no podía parar de reír con las ocurrencias de aquella gente.

Yo no estuve en ese velatorio con ella pero cuando murió Luisa, la madre de Ramona mi vecina del segundo, fui con mis dos hermanas al cementerio a acompañar a la familia. Yo me había sentido un poco forzada a estar allí; conocía a Ramona, pero poco a su madre que llevaba mucho tiempo enferma y estoy segura de que ella me confundía con cualquiera de mis hermanas.  

 Al final pasamos una de esas noches memorables en la que nos reímos con todas nuestras fuerzas con las historias que nos contó Antonia, la hermana de la difunta, sobre su abuelo, el abuelo de Luisa y Antonia. Yo calculé que estas dos hermanas debían rondar por los ochenta y tantos años largos, así que me pregunté en qué momento remoto del pasado habría sucedido la historia que ahora nos contaba esta mujer. 

La misa en el pueblo

"Nuestro abuelo se crió en la familia más religiosa de su pueblo, tanto que todos sus miembros asistían diariamente a la misa de diez en la parroquia y llevaban con ellos a todas las criaturas de la casa, grandes y pequeñas. Cuando los mayores se acercaban a comulgar hacían turnos para que siempre se quedara un familiar con los críos en el banco. Nunca se les había ocurrido dejarlos en casa. El abuelo era uno de esos pequeños y siguió cumpliendo con las tradiciones religiosas de su familia hasta que se alejó del pueblo y de su familia para ir a hacer el servicio militar" - nos contó Antonia.

Antonia nos dijo que lo enviaron al norte a luchar contra los Carlistas. Si hago cálculos de su edad y de los posibles 20 años de su abuelo quizás podría deducir de qué guerra Carlista estaba hablando, pero en el fondo da exactamente igual: todas las guerras son iguales, carlistas, civiles o inciviles.  Porque el abuelo volvió de la guerra convertido en otra persona. Todo lo que había sufrido, lo que había vivido y lo que había visto en el ejército, en la población civil y, sobre todo, en la iglesia, le había cambiado radicalmente. Se declaró ateo y anticlerical. No quería volver a saber nada de la religión ni de la iglesia y así lo explicó a todos los que quisieron escucharlo.

Este chiste de Forges se publicó en el diario EL PAÍS  el día 26 de marzo de 2006,  el día que ETA declaró una tregua, que posteriormente rompió

Así pasó su vida, siguió viviendo en el pueblo y pasaron los años. Ya mayor cayó enfermo y pasó mucho tiempo en la cama. Era evidente que se estaba muriendo. Cuando sus hermanos vieron que ya ni hablaba, ni conocía los que estaban junto a él y parecía haber perdido la consciencia, decidieron llamar el cura para que le administrara los últimos sacramentos.

Toda la familia rodeaba la cama del abuelo, de rodillas rezaban pidiendo a Dios por la salvación de su alma. El cura rezaba sus oraciones y  se acercó al enfermo con el hisopo levantado para ungirlo con los santos oleos.  

En ese momento el abuelo alzó su mano y agarró con todas sus fuerzas el brazo del sacerdote que se disponía a dejar caer sus oleos. Hecho una fiera empezó a dar grandes voces. - ¿Cómo habéis podido? No quiero que se acerque a mí, ¡que no me toque! Fuera, Fuera, echadlo lejos de aquí. ¡¡¡Fuera!!!

Los misterios de la religión
El cura salió del dormitorio y de la casa como si hubiera visto al mismísimo diablo resucitado y el abuelo se quedó tan tranquilo en su lecho de enfermo. A los pocos días falleció.

Cuando la familia preparaba el funeral y el entierro, el párroco se acercó por la casa a decirles que no pensaba dar sepultura al abuelo en el cementerio porque no había muerto como un buen cristiano.  Los hermanos hicieron llegar al párroco sus planes de emplear el dinero que habían pensado gastar en el funeral, el entierro y las misas por el alma del abuelo muerto, en comprar aceite, pan y comida para repartir a los pobres del pueblo.

Poco tiempo tardó el párroco en volver por la casa familiar para comunicarles que en atención a la probada religiosidad de todos ellos, el abuelo sería enterrado en el panteón familiar como ellos tenían pensado hacer al principio, y además se les dirían todas las misas que ellos estimaran oportuno encargar.

Cristiana sepultura

 —Faltaría más—, dijo – Ustedes son una de las familias mas cristianas del pueblo ¿Cómo iba a ser de otra manera?"

Esa es la historia de la conversión del abuelo, como me la contaron os la cuento- pero yo creo que debería haberla llamado ‘La conversión del cura’

 

 

miércoles, 4 de mayo de 2022

Qué apañadas son

 
Mis vecinas de charla en la calle
Mis vecinas.  Lo mismo te montan una cruz de mayo con todos sus adornos tradicionales y cocinan la enorme paella que le corresponde, que te decoran los arboles de la calle principal o los cielos de las calles interiores. 
Este año me sorprenden cada día que me paseo por el pueblo. Primero vi los adornos por el día de la mujer, luego  las guirnaldas de flores y ahora las labores de crochet y de punto en los arboles de la avenida principal.
Paella para todos
 
Adornos aéreos
Ya os conté que hace unos años por Navidad, los miembros de una asociación viajera del pueblo, Los culillos de Mal Asiento,  decoraron la plaza del Padre Manjon con adornos hechos de plástico, papel y telas viejas y lo dejaron aquello primoroso. 
Ahora como es primavera, han llenado las calles de colores y adornos. Y yo, que de costura se lo mínimo, admiro sus maravillosas obras de arte  que me dejan con al boca abierta. 
 
Un precioso abrigo de entretiempo
Los adornos que abrazan los árboles son brillantes y alegres y, como en el cuento de Pulgarcito, nos acompañan desde la entrada del pueblo y nos indican el camino, de árbol en árbol,  para que paseemos por nuestro pueblo en esta primavera que parece que no va a terminar de llegar nunca.
También han decorado las Cruces de Mayo del pueblo. Estas son las mas cercanas de casa, y como podéis ver si os acercáis un poco, no les falta de ná. 
 
El rincón del pero y las tijeras
Cruz de mayo ecologista

Por los aires
Guirnalda aérea

Moda de primavera

Por si refresca
Punto de entrega de libros usados

Y por si los adornos no fueran suficientes, también en mi pueblo han organizado un sistema de recogida y entrega de libros usados. Ha funcionado durante todo el mes de abril y ha sido un éxito. Aquí tenéis a la dueña de la tienda de lencería colocando en la entrada de su tienda unos cuantos libros que yo le llevé. 
Lo único que lamento de la campaña de los libros es que me enteré tarde y solo les llevé una bolsa, si lo llego a saber antes les hubiera llevado todas mis viejas colecciones que nadie va a leer nunca más. Dan para mas de diez bolsas.