sábado, 17 de marzo de 2018

El fantasma del Hotel Villa Oniria


Hotel Villa Oniria - Antigua casa de los Méndez
Yo pensaba que mis palabras en este blog no las leían mas que cuatro o cinco personas y a ellas iban dedicados la mayoría de mis posts. Se que Ara, Tere y Mª Ángeles son fieles seguidoras de mi blog e incluso alguna vez me dejan un amable comentario. Pero tengo pocos lectores más, por lo que yo se.

Puerta de la Justicia recién restaurada
Fantasmas del pasado
Sin embargo hoy he descubierto que me han descubierto: mis antiguas amigas del colegio han llegado hasta aquí. 

Aunque yo por prudencia no quería contaros nuestras batallitas de entonces, de cuando eramos unas tiernas adolescentes en el Colegio de las Teresianas ni aun os he hablado del reencuentro '50 años desde la revalida' justo el año pasado, ahora, que se que me van a leer,  siento que tengo que terminar una historia que dejé pendiente hace ya bastantes años, una historia que sucedió en la Casa de los Méndez en la calle San Antón y que yo empecé a contaros en este blog.


Lejos de mi alcance
Al otro lado del Hotel Villa Oniria
Mis antiguas compañeras y amigas han llegado hasta mi blog porque la casa de los Méndez en la calle San Antón también es parte de nuestra historia compartida.  Nuestro colegio estaba unas manzanas más abajo, en dirección al río, pero recorríamos la calle San Antón arriba y abajo, sorteando coches y tranvía cuando salíamos o entrabamos al colegio y además, justo enfrente de esta casa, en el Veracruz - ¡que aun existe!-, tomábamos nuestras primeras cañas de cerveza los sábados cuando salíamos de clase. - ¡Entonces teníamos clases los sábados!

Expediente de rehabilitación
Otras ruinas en Granada - algo habitual

Así que todas conocíamos la casa, y la vimos vaciarse de moradores y más tarde la vimos abandonada y casi en ruinas.

El fantasma de las escaleras

La historia sucedió cuando mi amigo Antonio, al que habían encargado tomar medidas de la casa para rehabilitarla y convertirla en el hotel que es ahora, encontró un fantasma en la casa.

Él me contó que solía ir a la casa por las tardes, cuando terminaba de visitar las obras en donde trabajaba o de hacer trabajos en su despacho. Se paseaba por  aquella preciosa mansión abandonada con sus útiles de agrimensor. No había muebles, solo un piano y algunas sillas rotas, pero algunas cortinas aun colgaban en los grandes balcones abiertos al tráfico de la calle en los días de verano que le tocó trabajar en la casa.
En un salón se podía ver la huella de la chimenea, en otro la chimenea se había mantenido, pero estaba totalmente en ruinas. Muchos años de abandono, de ocupas, de polvo, telarañas y gatos. 

Una tarde de aquel verano oyó ruido en el piso de arriba: portazos, pasos, quizá era un gato o varios gatos correteando. De pronto el ruido cambió: se oía música. 


Monasterio de Santa Maria de Ripoll
Había un pianista en el Monasterio de Ripoll
No era una radio, alguien tocaba el piano que había visto en el salón del primer piso.
Subió despacio las escaleras, silenciosamente. Entró en la habitación. 

Un muchacho concentrado en la música  tocaba el piano como si fuera suyo, como si llevara haciéndolo muchas tardes o muchos días. 
Antonio se acercó -  ¿Qué haces ahí?
El muchacho dejó de tocar, se volvió -  ¿Quién eres tu? replicó sorprendido de haber sido descubierto.

El pianista explicó que había visto el piano en sus correrías por la casa vacía.  Desde hacia unos meses entraba por el tejado, bajaba por una escalera interior y tocaba el piano hasta que se hacía de noche. 
Al terminar su concierto salía de la casa por donde había entrado. No molestaba a nadie, nadie le molestaba a él. 


Otros jóvenes pianistas
Aquel había sido fue su ultimo concierto. Allí desapareció el fantasma para siempre.


Me gustaría saber si los huéspedes del Hotel Villa Oniria escuchan en las noches granadinas la melodía que aquel joven pianista dejaba en las teclas del piano solitario.

Todo esto es verdad. Yo solo invento lo que no se. 

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