Mi primerísimo bizcocho |
La gente que viene a comer a casa, mis invitados, siempre celebran mucho mis platos y sobre todo mis guisos de verdura o pescado al horno. A mi me encanta que mis comidas les encanten porque me gusta cocinar, aunque no mucho y no para todos los días, pero lo que de verdad se me da fatal es la repostería; de eso no sé absolutamente nada.
Hace muchísimo tiempo hice un bizcocho, pero no salio muy guapo y dejé el tema.
Lo volví a intentar durante la pandemia pero tuve unos resultados cochambrosos: mi bizcocho de chocolate parecía una zapatilla vieja o un trozo de ternera sanguinolenta al vaciarlo del molde.
¿A qué se parece? |
De hecho cuando lo metí en el horno subió tanto que la masa se salió del recipiente y casi todo el relleno se derramó en la bandeja. El bizcocho estaba bueno cuando se enfrió pero era impresentable. Menos mal que no tenía público aquellos días - Pedro no prueba los dulces y nadie podía visitarnos en esos largos encierros.
En vista del resultado, me dediqué a hornear pan y decidí que los platos dulces no eran lo mío y no volví a intentarlo.
Pero esta primavera decidí hacer galletas porque me encontré un paquete de copos avena para el desayuno que estaba a punto de caducar y recordé que Elvi hacía unas galletas de avena muy ricas y muy fáciles.
La receta de Elvi |
Como yo tenía la receta, lo intenté y como no seguí las instrucciones
al pie de la letra, las galletas no me salieron bien.
En realidad más que galletas aquello parecía una
torta, la masa se extendió por toda la bandeja del horno. Menos mal que cuando se
enfrió pude partirla en trozos pequeños y guardarlos en la caja de las
galletas. El caso es que esos trocitos de torta de galleta tenían buen sabor y buena
textura. Yo me las comí con el desayuno poco a poco y cuando acabé con ellas decidí intentarlo de nuevo.
Un pan como una torta |
La separé bien |
Esta vez sí seguí las instrucciones al pie de la letra y puse pequeños montoncitos de masa sobre el papel de horno muy separados para evitar la torta de la primera vez.
Tuve que preparar dos bandejas de horno porque hice mucha masa pero me salieron muy bien muy ricas; tan ricas que todos los que han pasado por casa este verano - y han sido bastantes- se han comido las galletitas poco a poco sin decir ni media palabra.
Al final me preguntaban si tenía más, pero se las habían zampado todas y eso que estaban duras, sobre todo las últimas que quedaron en la caja y que yo no les había echado ni nueces ni almendras ni nada.
¡¡Y lo conseguí!! |
Pero lo mio no es hacer galletas, ni otros dulces. Lo de la repostería, con las cantidades y tiempos tan medidos y tan exactos, me parece demasiado preciso para mi que me gusta darle mi versión particular a las recetas.
He pensado que si hago galletas las voy a hacer de otra manera, de las que no se comen, de las que solamente sirven para decorar.
Os las voy a enseñar, aquí las tenéis.
¿Queréis una? |