Una pequeña obra de arte |
Cuando murió Asunción le dediqué un post en este blog en recuerdo de aquel famoso piano suyo que languidecía en la casa de las tías y que nunca nos dejaban tocar, ni siquiera abrir. Escribí también en recuerdo de todas las mañanas que pasé con mi madre de visita en el convento donde Asunción decidió pasar los últimos años de su vida, cuando pudo, cuando se quedó libre de obligaciones familiares. Entonces, nosotras le llevábamos un rato de compañía y charla además de dulces, galletas o mazapanes de Montoro, que eran sus favoritos, y ella nos obsequiaba con limones del huerto, rosas del jardín y unos delicados y finísimos tapetes de crochet que hacía en sus largas jornadas de encierro y silencio.
La caja de los tapetes de mi madre |
Tenia serios problemas de oído y teníamos que hablarle tan alto que nuestras voces se extendían desde el saloncito de la entrada por todo el silencioso convento de clausura, pero ella mantenía aún una buena vista y le gustaba hacer estas labores primorosas. Nos los regalaba y mi madre, que ya tenía bastantes de su propia cosecha, me los daba a mí que ya no sabia qué hacer con tanto tapete. Yo los guardaba en el cajón de los tesoros 'viejunos' y ahí se han quedado.
Filigrana de Asunción |
Hoy los he recordado, a los tapetes y a Asunción.
Las telarañas de invierno |
En mi paseo por la Vega en esta húmeda y neblinosa mañana de enero, he visto estos mismos tapetes colgados de las matas secas que hay en los bordes de los caminos y en la valla de alambre que rodea el olivar junto a la vía de servicio.
Aquí están: los tapetes que han tejido las arañas, y los tapetes que tejía Asunción para regalar a sus visitas o para entretener el tiempo que le sobraba en sus días del convento.
Entre alambres |
Son redondas obras de arte que me siento afortunada de poder disfrutar y por eso quiero compartirlas con vosotros.
Hay más tapetes en la naturaleza, o mas simetrías. Hoy los he visto también
Espiral verde |
Tapete verde |
simetría verde |
Feliz Año. Que el año 2023 nos traiga muchas sorpresas tan agradables como esta.
Como ese tapete del principio, hubo uno en mi casa sobre la mesa camilla. Lo había hecho mi madre y eso no es crochet, sino punto de media tejido con cuatro o cinco agujas. Un lío que yo nunca aprendí, a pesar de que se me daba bien para hacer otras cosas.
ResponderEliminarSerá como dices. Yo de esas labores no tengo ni idea, pero si sé que son cosas muy complicadas de hacer. Se necesita paciencia, práctica y tiempo, justo lo que Asunción tenía en aquel convento.
EliminarSi te fijas, verás en las partes más tupidas los puntos de media: del derecho, del revés... Los mismos de un jersey.
ResponderEliminarSi, es cierto. Ahora que lo pienso con esa misma técnica mi madre me hizo un precioso jersey de perlé y los pétalos de ese tapete eran el adorno que tenia mi jersey alrededor del cuello. Que tengas un buen día
EliminarPero qué bonita referencia, efectivamente la naturaleza está llena de tapices y simetrías preciosos. Gracias por tus relatos siempre tan bienvenidos.
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