Tía Teresa y tía María disfrazadas de japonesas |
Mi madre heredó a Carmen. la costurera, lo mismo que heredó a Catalina, la señora que venia a limpiar la casa, de la familia que vivió en el piso que nosotros alquilamos cuando nos mudamos a vivir a Granada.
Mi madre se quedó con Carmen, la contrató, para que viniera un día a la semana para ayudarle con la costura. En una casa con una gran familia como la nuestra siempre había algo de costura: vestidos a los que alargar o meter el bajo, prendas que adaptar al siguiente hermano o hermana, sábanas y manteles que remendar cuando se gastaban.
En la canasta de la costura se almacenaba la costura pendiente y eso que en ella no se incluían ni los calcetines para zurcir ni los jerséis de punto que mi madre tejía mientras se quedaba dormida después de cenar viendo o no viendo la tele.
Primera comunión de Isa con los Román |
Carmen hacía los pequeños vestidos de las hermanas pequeñas y a las pollitas nos hacia también vestidos, faldas o blusas ya de adolescentes, y nos arreglaba las prendas que heredábamos de las hermanas mayores o de algún pariente. Yo heredé de la hermana pequeña de mi madre un precioso abrigo blanco con el que sorprendí a mis amigas del colegio que no esperaban verme con algo tan elegante. Cuando murió el abuelo y ella guardó un leve luto, también heredé un bonito vestido de verano con un luminoso estampado de naranjas y limones que Carmen me ajustó porque me quedaba un poco grande. En las fotos de la Primera Comunión de Isa, yo llevaba un vestido sencillo y bonito en tonos ocres y marrones que no había salido de una tienda ni de las manos de Carmen, así que también era heredado de la tía Mami.
Carmen pasaba el día en el cuarto de estar cosiendo lo que mi madre dispusiera para ella y, según las indicaciones que le hacia, nos preparaba bonitos vestidos de verano, basándose muchas veces en los dibujos que hacía mi hermana mayor, que era la que tenia mas arte para estos diseños. Vestidos decentes, sin tirantes, con manguitas cortas y con el largo preciso.
Pero sobre todo nos hacia ropa para estar en casa: camisones, combinaciones, batitas de verano y los babis blancos del colegio, nuestro único uinforme escolar.
Selfie en la terraza |
Por fin llego a mi preciosa bata quimono naranja. ¿Cuántos años hace que la tengo?¿De dónde vino esta tela tan original, brillante y resistente? Posiblemente la trajo mi padre de uno de sus viajes a Ceuta, Melilla o Tánger, las tierras exóticas a donde él iba a hacer los exámenes de Reválida. ¿Quién sabe? La tela estuvo rodando por la cesta de la costura unos meses porque mi madre no sabia qué hacer con ella; era demasiado tiesa para un vestido de verano, había demasiada cantidad para una blusa...
Por fin Carmen me hizo una bata de verano con esta tela que nadie quería. Una bata que tiene ya tantos años que parece que ha crecido conmigo. Bueno, a estas alturas de mi vida puedo decir que se ha hecho vieja conmigo, aunque yo creo que ha envejecido mejor que yo porque no tiene ninguna arruga y mantiene el color brillante del primer día. No como yo.
La bata hoy en día |
La he usado en casa y en viajes. Vino conmigo a Inglaterra en mis viajes de Intercambio. Mi madre, cuando me acompañó en 1994 y compartimos dormitorio en el apartamento que nos asignaron, me dijo cuando vio que aun la usaba: -- Ya podías tirar esa vieja bata y comprarte algo nuevo, sobre todo para estos viajes. --¿Que le pasa a mi bata? Yo la veo estupenda --le dije. Y no la tiré.
Vino conmigo cuando fui a visitar a Ara y a Evelyn en su casa de Brick Lane en 2005, cuando me rompí el brazo y tuve unos meses de permiso en el trabajo. También vino en la maleta a la casa rural del Turós en el verano de 2008, cuando fuimos con las bicis a la Garrotxa. Es una bata viajera.
Aun la uso y creo que con ella me parezco, ¡qué ilusión!, a mi vieja madrina, mi tía María, cuando era joven y se vistió de japonesita para una fiesta de disfraces en el Círculo de la Amistad de Córdoba. Ella y su hermana Teresa lucían así de encantadoras, como podéis ver en esa foto que atesoraba, como atesoro yo, mi tío Pepe, el cual hizo pareja con su/ mi tía María para ser mis padrinos.
Con Evelyn y Ara en Brick Lane 2005 |
En la terraza del Turós-2008 |
En el Turós - La Garrotxa 2008 |
Tiendas todas que desparecieron de esta ciudad a principios de los años 60. |
Hoy solo quedan en nuestro recuerdo. Pero yo aun tengo mi bata, y que dure ...
Siempre digo que hay prendas que me compro y no llego a estrenar y otras que no me canso de ellas y sigo poniéndomelas años y años.
ResponderEliminar¿Y no te pasa que como una prenda te guste mucho apareces en montones de fotos con ella puesta, como si no tuvieras otra cosa que ponerte?
EliminarPues sí que me ha pasado eso y da un poco de apuro verte en las fotos de varias bodas o primeras comuniones con lo mismo...
ResponderEliminarQué gracioso, las dos nos hemos acordado y homenajeado como se merece a Carmen, nuestra particular costurera. Siempre recordaremos su presencia en el cuarto de estar, callada y hacendosa, con esa particular habilidad para dar unas puntadas casi invisibles.
ResponderEliminar¡Viva tu bata naranja y los recuerdos compartidos!
Estoy deseando leer cómo la recuerdas tu. Un día podríamos juntar nuestros recuerdos en un libro, aunque sea de uso interno - familiar, quiero decir.
EliminarMI profe del taller de escritura dice que se me da bien expresar los recuerdos de la infancia... No me atrevo a confesarle que la mitad de ellos son prestados, pero es verdad que entre unos y otras podríamos reunir mil y una anécdotas.
EliminarLo mejor es completar los recuerdos reales con recuerdos inventados o prestados. Yo creo que así se escriben las novelas. Si que podríamos escribir la gran novela familiar
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