sábado, 25 de enero de 2020

El jarrón verde

Últimamente están despareciendo algunas cosas en casa de mi madre. 
Empezó ella misma hace unos años a quitar 'trastos' de en medio. Primero llevó los libros viejos de la librería del dormitorio a su parroquia. Decía que la gente dejaba libros y revistas en la entrada de la iglesia para que los cogieran otros feligreses. Como eran libros piadosos ninguno de sus hijos o hijas le prestamos mucha atención. Después de todo eran sus libros y si a ella no le servían, porque no puede leer desde hace mucho tiempo, a nosotros no nos interesaban en absoluto. 
Mas tarde le dio por repartir sus collares y pulseras. Se los daba a las nietas o sobrinas que iban a visitarla. La gran mayoría eran bisutería, pero había algunas cosas que le habíamos regalado nosotros y nos dio pena que las quisiera perder de vista dándoselas a la persona que tenia más a mano sin consultarlo con nadie. 
¿Donde están sus muestras de punto?
Sus preciosos tapetes
 Así siguió con otras piezas de su colección de tesoros. Sus ovillos de lana, sus preciosos tapetes de crochet, sus botones, sus muestras y agujas de hacer punto, sus revistas del hogar... Todo ha ido desapareciendo poco a poco. 
Ahora además hemos empezado a echar en falta objetos de decoración que llevaban toda la vida en su casa: un jarrón de porcelana de Manises, unos cuadritos de pájaros, los candelabros de madera torneada, la sopera de cristal, una bandeja de alpaca plateada con mas valor sentimental que otra cosa y el reloj del bisabuelo - un precioso reloj de bolsillo que estaba guardado en la vitrina del salón. 
No sabemos qué hacer. Cuando le preguntamos por estas cosas, ella no sabe de qué estamos hablando.
Por eso para no añadir mas inquietud a mis hermanos y hermanas, les he escrito esta historia:
"El jarrón verde lo tengo yo; lo digo para que no lo busquéis por toda la casa.
Hace tiempo que me dijo mamá que me lo llevara, que yo se lo había regalado y era para mi. 
En el salón, el jarrón detrás de  Isa

Así que me lo traje el martes pasado en vista de que algunas cosas están desapareciendo de su casa poco a poco sin que nos demos cuenta.
El famoso jarrón verde
 Quizás no lo recordéis porque estuvo siempre sobre la repisa de la percha del pasillo, donde antes se ponían los sombreros, aunque se veía bien porque es bastante grande, mide mas de 40 cm. 
Yo sé muy bien lo grande que es porque me lo traje debajo del brazo cuando lo compré para mamá en Mallorca hace 50 años. Habíamos ido a la isla  de Viaje de Estudios con el colegio y nos llevaron de visita a la fábrica de vidrio
Al rojo vivo
Allí todo me gustó. Las piezas que los hombres hacían fundiendo, soplando y manipulando el vidrio blando y caliente  eran maravillosas pero las mas bonitas eran también muy caras.
En la tienda pasé un buen rato admirando todo lo que nos ofrecían. Había figuritas de cristal, collares, pulseras, copas, vasos, jarrones, cajitas.  Era difícil encontrar algo que se adaptara a mi presupuesto y a los gustos de ella.
La tienda - Arriba a la derecha se puede ver el jarrón. Un modelo que aun se fabrica
Así que cuando vi ese jarrón bonito y a buen precio, lo compré para nuestra madre. Lo recuerdo como una pesadilla porque tuve que tirar de él y de mi maleta, que entonces no tenía ruedas, durante todo el viaje; primero en el autobús hasta nuestro hotel, más tarde en el barco que nos llevó desde Palma a Valencia y finalmente en el autobús que nos trajo a Granada.
La fábrica de vidrio soplado  -  Vidrieras Gordiola S L-
Llegó a su destino y sobrevivió de puro milagro a los balonazos futboleros de los hermanos que acabaron con la mayor parte de objetos decorativos frágiles que mamá ponía sobre los muebles; también sobrevivió a la gran mudanza a su nueva casa. 
Solo sobrevivió una - Había seis
 Pero yo ya no estaba segura de que sobreviviera a esta nueva etapa de su vida. Por eso me lo he traído a a mi casa  y lo he puesto sobre la cómoda de la entrada.
Sobre la cómoda
 
Recuerdo de mi ultima visita
Ahora me
traerá los recuerdos que tiene dentro.   Me acordaré de mi viaje de estudios con mis compañeras de colegio de las Teresianas, recordaré la visita que hice entonces a la fábrica de vidrio, a la que volví muchos años después para hacer estas fotos y comprar ese pequeño ratón. 
También tiene dentro el recuerdo de nuestra madre y de nuestra casa familiar.  
Ya sabéis, el jarrón esta en mi casa. ¡Por si queréis hacerle una visita"  - Esta es su historia


8 comentarios:

  1. Como siempre, una delicia tu escrito.
    Y no sabia de tantas desapariciones!!

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    1. Muchas gracias.
      No te creas todo lo que he contado aquí. Me invento cosas...

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  2. Siempre he sido aficionada el vidrio de Mallorca, quizá herencia de mi padre, que también lo era, y de él proceden dos jarrones preciosos que tengo. Lo malo es que a uno de ellos, verde precisamente, hace poco le di un pequeño golpe al fregarlo y se le hizo una raja por la que me temo terminará por romperse.

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    1. Buenos días! Como madrugas!
      Gracias por pasarte por aquí!
      SI haces una foto de tus pequeños jarrones de cristal, enséñamela, por favor

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    2. ¿Madrugar? Que va... Soy más buho que alondra y, si me levanto relativamente temprano es porque no tengo más remedio. Ese comentario lo haría por la noche ya tarde y quizá el blog te avisó con retraso.

      En cuanto a los jarrones, de uno tengo fotos porque es donde pongo las flores que me regalan y al otro lo afoté ayer con el móvil, por lo que en cuanto pueda las subiré a Flickr para que las veas.

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  3. Por cierto, no son tan pequeños, pues acabo de medirlos y tienen 27 y 28 cm de alto.

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