martes, 18 de febrero de 2020

Mi romería particular

El viernes pasado en EL PAÍS DEL VIAJERO había un reportaje sobre la Sierra de Andújar. Sabía que yo había estado allí, aunque no podía recordar con claridad mi impresión sobre esta sierra porque pasé por la Sierra de Andújar subida en la bici tan deprisa y concentrada en mi camino que no presté atención a toda la fauna y flora que el autor describía en su reportaje.
Afortunadamente he encontrado esta crónica de esa excursión en bicicleta a la Virgen de la Cabeza que hicimos hace ya algunos años. Aun me da miedo recordarla porque fue muy dura - 80,9 km de caminos de sierra en continuo sube y baja, 1.300 ms de desnivel acumulado - y en algún momento fue muy peligrosa.  
Aquí os dejo la historia, los detalles y las fotos.  
Amanecer en el espejo de la furgoneta

Salimos de casa con la furgoneta cargada hasta los topes con las bicis, cascos, botes y demás trastos; era tan temprano que aun no había amanecido, el sol salió ya cuando nos acercábamos a  Andújar. 
Dejamos la furgoneta en el aparcamiento de un gran supermercado a la entrada del pueblo y nos dirigimos al lugar de concentración. Yo iba muy nerviosa, como siempre, de ver tanta gente y de saber que nos esperaba un día duro.
 Para tranquilizarnos un poco la organización nos paseó por carreteras locales muy tranquilas y llanas como para que yo me fuera confiando o mis piernas se fueran calentando poco a poco. Llegamos a Marmolejo, nos paseamos por el pueblo y bajamos al balneario. Me acordé de mi tía Mariana, que solía pasar los veranos tomando las aguas en este balneario.
En el balneario de Marmolejo empezamos a subir. Cruzamos el río Jándula y seguimos la ruta por asfalto y luego por pista de tierra por el camino que hacen las carretas en la Romería de la Virgen de la Cabeza.
Por esta sierra - mapa de EL PAIS
La pista se convirtió en un sendero de repente. Habíamos ido con un pequeño grupo tranquilos, charlando, y ahí se acabó la conversación. 
Yo me quedé la ultima de todo aquel enorme grupo de ciclistas, la ultima en subir y bajar por estrechas veredas entre encinas y pinos piñoneros. Los árboles eran fantásticos, así como las inmensas rocas de granito que había entre las encinas pero todo estaba bastante seco y yo también porque con tantos saltos perdí el bote de agua, el portabotes y la bomba y por poco pierdo la vida. 
 Cuando cruzamos la verja de Lugar Nuevo, que indica el comienzo del Parque Natural de la Sierra de Andújar, empezamos a bajar corriendo como locos por una vereda un poco más ancha y mientras bajaba disparando piedrecitas a cada lado de mi bici, oía el ruido metálico de algo que chocaba en la rueda de atrás. 
Me aparté del grupo de ciclistas a los que me había unido en la bajada, y me paré al borde del camino para ver de dónde procedía ese ruido clic, clac, clic, clac. Los que venían detrás me dijeron que mi bote se había caído, pero en realidad se había soltado también el porta-botes y lo llevaba enganchado en la sujeción de la rueda de atrás. Gracias al cielo, no se metió en los radios de la rueda, porque de ser así salgo volando por encima de la bici, la cuesta y las encinas. Mis cosas sí que habían salido volando y tuve que volver a por el bote y la bomba y meter todos los cacharros en la mochila.Con tanta ida y venida me había quedado con los últimos.
No sé cómo pero ¡llegué!
Recuerdos de Andújar
Bocadillos en la meta
En las paradas del grupo para descanso y avituallamiento, que fueron dos o tres, yo nunca tuve ocasión de descansar, porque parecía que estaban esperando que yo llegara para ponerse en marcha, así que ni siquiera podía poner el pie en tierra.
Llegamos al Santuario
La entrada al Santuario de la Virgen
En nuestra meta, el Santuario, ocurrió lo mismo. Tuve el tiempo justo de tomarme un bocadillo, una naranja y algo de beber..
Pedro compró recuerdos de la Virgen: pitos y silbatos de cerámica; yo hice cinco fotos y rápidamente comenzamos el camino de vuelta, esta vez por la carretera.
La mayor parte de los ciclistas bajaron por otras veredas por donde suben los romeros con las carretas y los caballos, pero yo ya había tenido bastantes piedras y preferimos el asfalto. También era un camino duro porque volvimos a bajar al Jándula, como en el Balneario de Marmolejo, y luego remontamos un puerto de siete kilómetros.
La ultima parte del camino, la bajada del puerto y la llegada hasta Andújar, no era una pendiente continua, sino un diente de sierra con continuas subidas y bajadas que acabó con el último aliento que me quedaba.
Por fin llegamos al aparcamiento donde estaba nuestra furgoneta.
Un pequeño descanso y un rato de conversación con los ciclistas amigos que iban llegando. También comentamos la dureza de la ruta con la otra pareja de ciclistas que había en ese gran grupo: Laura era la única otra mujer aparte de mi que participó en la ruta.
Aun nos quedaba otra parte del camino: el regreso a casa, más de 100kms de carretera, en la furgoneta con la puesta de sol.
Regresamos con la puesta del sol
 No hablamos mucho en el camino de vuelta.
 Fue una buena excursión para contársela a los nietos o ponerla en el blog. 

Perfil de la Ruta: Andújar- Santuario Virgen de la Cabeza
 Domingo, 23 Enero 2005

4 comentarios:

  1. Estaba bromeando en Flickr, pero que deportiva eres tu!

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    1. Si, pero eso era antes! Ya no hago estas excursiones en bicicleta. Gracias por la visita!

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  2. Me he agotado solo de leerla. Qué valiente.

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    1. Si, me ha quedado una crónica demasiado larga, casi como la excursión!

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