Palacio del Alcázar Genil |
"En el colegio nunca me llevaron a visitar los monumentos de mi ciudad, ni la Alhambra ni el Generalife ni otros importantes lugares de arte. Ni siquiera por motivos religiosos fuimos a ver la Catedral, la Capilla Real o la Cartuja, así que no se por qué extraña razón las Teresianas sí que nos llevaron de excursión al Sacromonte para ver la Abadía y las catacumbas y también nos llevaron en muchas ocasiones a visitar el Monasterio de San Jerónimo. Claro que a este lugar, muy poco conocido entonces, pero recién restaurado, nos llevaban porque allí se celebraban las primeras comuniones y allí ensayábamos con el coro nuestra actuación en la solemne misa de la Primera Comunión de nuestras pequeñas compañeras del colegio.
Sin embargo no tenían inconveniente en que conociéramos otros pueblos, pero siempre para conmemorar algún santo o virgen. Así el 13 de mayo íbamos en romería a pie rezando el rosario a la Iglesia de la Virgen de Fátima en Cenes y también nos llevaron al pueblo de Canales antes de que lo cubrieran las aguas del embalse para limpiar la iglesia que buena falta le hacía.
Por eso cuando yo empecé mis clases de Historia del Arte en la Facultad de Letras me quedé atónita al ver la lista de monumentos de Granada, nuestra ciudad, que nuestro profesor, Don Domingo Sánchez Mesa, dijo que teníamos que conocer, estudiar y, por supuesto, visitar, y que yo no tenía ni idea de que existían.
Vista aérea 1956 - la flecha roja es el Alcázar |
1975 - (Archivos de Internet) |
Finalmente no llegaron a echarlo abajo - total eran solo unas ruinas- pero lo dejaron allí arrinconado en el fondo de unos feos jardines que cuidaron mientras duró la promoción y venta de la urbanización Alcázar Genil. Al menos salvaron el nombre.
Hoy - escondido |
Lugares de Granada con encanto - otro blog
Information in English about this Palace - Cicerone
Con la información que he añadido, las imágenes de entonces y mis palabras de ahora me gustaría haceros llegar por qué este escondido palacio, pequeño como una pequeña joya olvidada en un joyero, siempre me fascinó y me sigue fascinando. Por eso, a veces, cuando dejo a mi madre en su parroquia para escuchar su misa diaria, me acerco rapidamente hasta el Alcázar, franqueo una puerta siempre abierta y contemplo sus delicadas columnas y sus filigranas sola y en silencio - porque nunca hay nadie que interrumpa mi visita.
Quizás algún día os encuentre o me encontréis en el palacio.