miércoles, 13 de abril de 2022

He viajado a otro pais

 Hoy he vuelto a la Provenza. No sabía que estaba tan cerca.

Así de limpios estaban los pueblos antes del barro - Nigüelas
 Hoy he bajado a la playa para disfrutar del comienzo de las vacaciones de Semana Santa bajo el sol de abril, pero me he equivocado de camino y he llegado a unos pueblos diferentes a los habituales.

Lavadero de Melegís - detalles con encanto
Por la carretera, los pueblos blancos andaluces: Lecrín, Melegís, Restábal, Nigüelas,  hoy no estaban blancos. Junto a la presa de Béznar, unas casas que eran blancas hace solo un mes, hoy eran de color marrón. Los churretes de barro se deslizaban por sus fachadas y solo se veían menos sucias, pero no blancas, en las zonas resguardadas de la lluvia y el viento, las que están bajo el alero del tejado o bajo los balcones. Lo demás es un paño cubierto de polvo ocre y marrón.

Antes de la tormenta
Después de la tormenta

 

 

 

 

 

 

En Nigüelas, donde hemos parado a comer, ni siquiera sus abundantes manantiales, acequias y fuentes han podido limpiar el barro que les cayó, que así ha dejado sus casas.  No era este el pueblo que yo conocía.

Calle del Canalón - con sus churretes y vistas

Menos sucio bajo el alero

 Los montes por el camino no se veían verdes, ya sé que nuestro paisaje nunca es tan verde como en Asturias, pero en primavera las hierbas silvestres brotan bajo los olivos y los barrancos y por unos días disfrutamos de una leve evocación del paisaje del norte. Pero hoy todo era de color ocre.

Un poco de verde bajo los olivos

Todo: Los molinos de viento, los quita miedos de la autovía, los separadores de la mediana, los muros de contención del terreno, el reloj de sol de la rotonda de Ízbor. El asfalto estaba lleno de barro, las mangas para medir el viento hoy no eran blancas y rojas, hoy eran marrones. Los paneles de señalización no son azules, son verdes: azul más un poco de polvo amarillo del barro = verde.

Patio de luces marrones

 
La terraza es un lodazal

En la casa de La Herradura, el barro está aun pegado en las baldosas de las terrazas, en las paredes del patio de luces, en los poyetes y persianas de las ventanas, en el fondo de la piscina.  

Mis vecinas se quejan porque todas sus limpiezas después de la primera tormenta no sirvieron para nada. --Y dicen que seguiremos así hasta el verano. Estoy harta ¡Yo no limpio más!

Nuestro pueblo que era blanco y luminoso, con paredes encaladas cada año para las fiestas, ahora parece un pueblo de la Provenza: todo de color ocre. 

La oficina de correos. Podría estar en cualquier pueblo provenzal

 En nuestro bloque ya han avisado al pintor para que lo encale todo y lo deje limpio antes del verano. Yo creo que no va a servir para nada, se volverá poner marrón en la próxima tormenta.  -- Temo que
esa pintura blanca durará poco tiempo---, le dije a mi vecina Sonia. -- Mas nos valdría pintarlo de color ocre, como en la Provenza, o, mejor aún, de color rojo Marrakech.  Parece que el desierto quiere quedarse a vivir con nosotros.

Martingues - El mismo color


Rojo Marrakech

7 comentarios:

  1. Hoy me decía un amigo que no se han ido al chalet que tienen en un pueblo por miedo a enfrentarse con la limpieza del barro amarillo, que eso no va a ser descanso de vacaciones ni nada parecido.

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    1. Mi piso de la playa está para echarse a llorar. Todas las casas están así. La gente está desolada, y además, dicen, ¡que esto no ha acabado aun!

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    2. Oh my god! This is so bad, although the ochre has its own charm. But to destroy los pueblos blancos - you’re already paying a price for climate change. Wishing you some heavy rainfalls...

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    3. If these cloud storms continue, as a consequence of climate change or I don't know what, we will have to paint the houses that colour. It will be the only solution. No more pueblos blancos! A pity!

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  2. Pues también lo comprobé como tú, paseamos por Lecrín y de pronto habían desaparecido los pueblos de lo mimetizados que estaban con el paisaje... Hasta la sierra ha cambiado y ahora me dicen que parece una tarta de Comtesa de los italianos de las capas marroncillas que le han quedado... Al menos vino algo de agua y la primavera empieza a ser una maravilla. Los cerezos avisan que a ellos, por ahora, nada les borra su particular belleza.

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    1. Es cierto, con estas lluvias tan nutritivas llenas de abono, los campos están preciosos este año y los jaramagos lo llenan todo. Tengo que ir a ver los cerezos y por Lecrin las flores de azahar. No te pierdas!

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