miércoles, 21 de julio de 2021

Curso de horticultura

 —Quita un poco de tierra y pasa el dedo por la patata. Si se 'suella', es que todavía no está. Déjala más tiempo. 

Camión de las verduras

Esta se suella fácilmente
 Eso me dijo el hombre que vende la verdura en la furgoneta que hay todos los días junto al centro de salud de Maracena, cuando le pregunté cómo podía yo saber si mis patatas ya estaban listas para recogerlas. Él es mi asesor de asuntos agrícolas y siempre le estoy haciendo preguntas de ese estilo.

 

 Mientras el hermano recoge los calabacines, cebollas, lechugas, tomates o lo que sea que en ese momento produzca el huerto que tiene allí cerca, el vendedor despacha su mercancía a los paisanos que hacen cola o corrillo a su alrededor y a los paseantes que volvemos de dar una buena caminata por la vega.

En realidad es una furgoneta

Ahora es el tiempo de los tomates y los compramos de cinco en cinco kilos porque son tomates de verdad, que saben a tomate de toda la vida y los hemos echado de menos durante todo el invierno. También tenemos en estos meses las hortalizas de verano: pimientos, cebolletas, ajos, berenjenas o calabacines; y está todo tan fresco, tan recién cogido del campo,  que son siempre una tentación. Al final compro kilos y kilos y acabo cocinando sartenes de pisto que no nos vamos a comer y que yo congelo para cuando vengan las visitas en verano. Lo mismo que hago con las habas, cuando es temporada.


 Como me da un poco de envidia del huerto de estos dos hermanos, he dedicado el trozo de jardín que se quedó vacío cuando murió la palmera a cultivar algunos productos. Yo ya tenía mi huerto de plantas aromáticas y de tomatitos cherry - recordad mi jardin potager - pero ahora la cosa va más en serio.

Empecé con los ajos y recolecté unas diez pequeñas cabezas de ajos. Luego las patatas, que aun no están listas,  y hace un par de meses planté unas pequeñas matas de tomates que compré en el vivero y que empezaron a crecer como la mata de judías del cuento. Yo no sé nada de horticultura, no sabía que cuando las planté tenía que haber encañado las tomateras para que no se rompieran las ramas, pero de pronto tuve que clavar cañas ente las matas como si estuviera haciendo una empalizada y sujeté las ramas con unos pequeños alambres. Ahora las matas están enormes y ya ¡¡dan tomates!!

Las tomateras encañadas
 Pero sé que necesito hacer un buen curso de jardinería y horticultura. Quiero cultivar más hortalizas el año próximo y quiero entender a los campesinos de la Vega cuando les consulte mis dudas.

No quiero que me suceda lo que me ocurrió con mis alumnos del instituto de Atarfe, IES Ilíberis. El primer año que estuve allí de profesora me sorprendió que  algunos de ellos faltaron a clase durante dos semanas a finales de curso porque eran buenos alumnos, no de los que hacían novillos y era época de exámenes. Cuando volvieron al instituto les pregunté qué les había pasado. Ellos me enseñaron sus manos, las tenían completamente negras, la piel estaba curtida como el cuero. Me dijeron:

 —Estábamos con el tabaco. 

—¿El tabaco? ¿Vosotros hacéis ese trabajo tan duro?? — pregunté yo, asombrada porque no tenían más de quince o dieciséis años.

 —Bueno, nosotros, los más jóvenes, lo que hacemos es 'estallar' el tabaco, no recogerlo.

—Ah, estallar—.

La planta y la flor del tabaco

Se me quedó cara de tonta pero no pregunté. Fue Silvia, la profesora de lengua española la que me explicó que lo que hacían era quitarle las flores a las grandes matas de tabaco para que las matas crecieran más grandes y además los campesinos no se quedaran con las semillas; se lo prohibía la Tabacalera, que les obligaba a comprarle a ellos las semillas.  En realidad mis alumnos no cortaban las grandes plantas, ni las ponían a secar en los secaderos, lo que ellos hacían era  'destallar' las plantas - quitarles el tallo.  

 

El cultivo de tabaco en la Vega era muy común hace ya unos años y ellos ayudaban a sus familias cuando era la temporada. Ahora ya no quedan cultivos de tabaco y los secaderos están abandonados y en ruinas.

Las plantas de tabaco en el secadero
Secadero en ruinas

Muchos años después de aquello no he necesitado que Silvia me tradujera lo que podía pasarle a las patatas; ya sé que si las recojo antes de tiempo, se desuellan, se pelan, como la piel que roza con un zapato nuevo.

 Como tampoco necesito las explicaciones de un lingüista para entender a mi amigo el hombre de la verdura cuando me dijo hace unos días:

 —No están malas, es que las espinacas con el calor se afligen, pero son buenas.

—¡Pobres espinacas!—pensé yo.  —Sí que están tristes, realmente parecen afligidas.

 

El hombre de los espárragos
 El hombre que nos vende los espárragos en su terreno también le aplica un peculiar vocabulario a sus cultivos. Se ve que estos hombres miran con tanto cariño sus campos y sus plantas que les dan propiedades casi humanas. Esta primavera pasamos un día frío a comprar unos manojos de espárragos, pero no había muchos esa mañana. El hombre nos lo explicó muy bien:

— Hoy no han salido muchos. Hace frío por las mañanas y las plantas se acobardan.

 

A mí me gustaría saber cultivar bien mi pequeño huerto, como hace esta gente del campo y saber hablar tan bien como estos campesinos de la Vega. 

 

¿Alguien me puede decir dónde dan cursos para estas materias?

 

 


8 comentarios:

  1. Hola: qué interesante lo que pones, es muy gratificante cultivar huerta o plantas de flores, cactus y otros. Deseo que puedas interiorizarte sobre lo que quieres. Éxito. Un gusto pasar por aquí.

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    1. Nunca pensé en que me iba a gustar tanto cuidar el pequeño jardín de mi casa. Antes, antes de mi jubilación y antes de la pandemia, hacía solo lo preciso para que las plantas no murieran, pero ahora he descubierto esta afición por la jardinería que sumaré a mis otras aficiones anteriores: fotografía, escritura, lectura, paseos... Espero tener tiempo para todo. Gracias por tu visita.

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  2. A mí siempre me ha gustado contemplar ese "milagro" que es enterrar una semilla y ver como brota una planta. En el patio de la casa antigua sembraba de todo, pero ahora me tengo que conformar con las macetas en las terrazas que, además, siempre están cogiendo plagas, supongo que por la contaminación.

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    1. Si no encuentras un curso, podías probar con algún "tutorial" de los que hay en YouTube.

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    2. Si, es una buena idea, pero los tutoriales a veces te lían con sus consejos, que pueden ser hasta contradictorios. Además también tengo libros y tengo a mis 'amigos' los campesinos que me lo explican a su manera.

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  3. El mejor cursillo es pasar jornadas con alguien que trabaje un huerto, aunque sea de balcón y practicar a pequeña escala. Si sabes cuidar el jardín, podrás hacerlo con las lechugas, las cebollas y los tomates. Seguro.

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    1. Muchas gracias por pasarte por mi 'huerto' literario y gracias por tu sugerencia. Ya iré contando mis progresos.

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  4. Un curso de horticultura puede ser una excelente forma de aprender sobre el cultivo de plantas, jardinería y técnicas de cultivo sostenibles.

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