Mostrando entradas con la etiqueta árbol. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta árbol. Mostrar todas las entradas

domingo, 20 de diciembre de 2020

Un chiste de Jaimito y un problema de matemáticas

La maestra le pregunta a Jaimito, 

Hay cinco pájaros en un árbol, dice la maestra

— Jaimito. En un árbol hay cinco pájaros, llega un cazador dispara a dos y los mata ¿Cuántos pájaros quedan?

— Ninguno señorita—, le responde Jaimito.

— Pero Jaimito, si había cinco y mata dos, quedan …

—No, señorita. Aunque el cazador mate dos solamente, los otros se van enseguida, en cuanto suena el disparo.

—Llevas razón, Jaimito. No lo había pensado yo así, pero me gusta cómo has enfocado el problema.

— A ver, señorita — dice Jaimito—. Yo le voy a plantear otro problema:  

Una piruleta

      Por la calle van tres chicas paseando. Cada una lleva una piruleta. Una le está quitando el papel, otra la está chupando y otra la balancea cuando anda. ¿Quién es la que está casada?

La señorita se queda cavilando y dice, —La que la está chupando.

  —No, señorita—, le responde Jaimito. —La que lleva el anillo de casada. ¡Pero me gusta el enfoque que le ha dado usted al tema!  

 

Sonríe, por favor. ¡Es Navidad!

jueves, 3 de diciembre de 2015

Tiempo de amarillos


Este va por Tere que me mandó ayer un poema de Elena Martín-Vivaldi dedicado al ginkgo biloba milenario que hay en el Jardín Botánico de la Universidad, en el edificio de la Facultad de Derecho.
un poema para Elena
Un banco, una alfombra, un poema

Tengo que ir varias veces hasta dar con el día exacto para hacer las fotos de cada otoño.  El que las hojas se vuelvan completamente amarillas depende del sol, de la lluvia y del frío. Este año el otoño del ginkgo ha sido un poco tardío pero, como siempre, la espera merece la pena. 
Es posible encontrar otros ginkgos en Granada. parece que se han puesto de moda, pero los de la Gran Vía, Parque García Lorca, calle San jerónimo o los de la Plaza de Bibataubín se ponen antes amarillos porque son muy jóvenes y pequeños. El ginkgo que nos ocupa, el de Elena, es enorme, dicen que es milenario. Sus hojas llenan todo el jardín de amarillo y ocupan todo el cielo sobre las demás plantas y árboles del Botánico.

Un gran árbol

Hojas limpias

Este es el poema:
GINKGO BILOBA   [ÁRBOL MILENARIO]   
Un árbol. Bien. Amarillo
de otoño. Y esplendoroso
se abre al cielo, codicioso
de más luz. Grita su brillo
hacia el jardín. Y sencillo,
libre, su color derrama
frente al azul. Como llama
crece, arde, se ilumina
su sangre antigua. Domina
todo el aire rama a rama.
Todo el aire, rama a rama,
se enciende por la amarilla
plenitud del árbol. Brilla
lo que, sólo azul, se inflama
de un fuego de oro: oriflama.
No bandera. Alegre fuente
de color: Clava ascendente
su áureo mástil hacia el cielo.
De tantos siglos su anhelo
nos alcanza. Luz de oriente.
Amarillo. Aún no imagina
el viento, la desbandada
de sus hojas, ya apagada
su claridad. Se avecina
la tarde gris. Ni adivina
su soledad, esa tristeza
de sus ramas.
          Fue certeza,  alegría – ¡otoño! - . Faro
de abierta luz.
         Desamparo  después. ¿Dónde tu belleza?
18-ginkgo
El sol en sus hojas

Jardin Botanico -
Detalles
Os dejo unas fotos que me he ido encontrando por ahí.
El poema en bronce bajo el ginkgo









    




Al solecito del otoño
 Es curioso, hoy,  precisamente, me he encontrado a estas señoras charlando con Doña Elena en la Avda de la Constitución.

¡Disfrutad de lo que queda del otoño y del  próximo San Puente!