Aunque
la ruta de Nívar era muy dura me encantaba hacerla con la bici de montaña por todos los arboles, plantas,
flores y hermosas vistas que había a lo largo del camino. Pero hubo un día
especial hace muchos años, a principios de un septiembre, cuando los Niveros
celebran sus fiestas patronales, en que me gustó aun más. .
Aquel día paramos a beber agua en la
fuente de la iglesia. En la plaza, un grupo de vecinos sacaban de una gran
furgoneta las mesas y las sillas para montar una gran comida popular. En una
esquina apartada varios hombres freían los ajos y los torreznos en unas
sartenes enormes, protegidos del viento por la tapia del colegio. Otros vecinos y vecinas adornaban la plaza con farolillos y banderitas de colores, bombillas y macetas. Había ambiente de fiesta por todas las calles.
Fiestas en Nívar |
Nuestras bicis junto a la fuente de la iglesia |
Mientras los demás de mi grupo ciclista llenaban sus botes en la fuente que hay junto a la iglesia, yo me acerqué a ver cómo los hombres preparaban las
migas y vi a unas señoras que entraban en la iglesia con cubos, fregonas, trapos y escobas. Siempre había visto la
puerta cerrada, así que me colé detrás de ellas para curiosear un poco.
Una de las señoras me preguntó - ¿Qué
le parece, le gusta nuestra iglesia?
- Si. Es la primera vez que la veo por dentro y me gusta mucho. Es sencilla, pero muy bonita.
- Estamos limpiándola para las
fiestas. Hoy empiezan, y esta tarde se
celebrará la misa y la procesión del Cristo de la Salud. Lo sacamos en procesión para darle las
gracias porque es un Cristo que siempre nos ha ayudado mucho. Es muy
milagroso.
- Es verdad, dijo la otra señora. -Récele
y pídale lo que usted quiera. Hace muchos milagros. El año pasado curó al
marido de ésta de unas fiebres muy raras que tuvo. El médico dijo que pilló las fiebres por
haber bebido agua del pozo, pero qué va a ser por eso: toda la vida hemos
bebido del pozo y no va a empezar a darnos problemas ahora que dicen que lo han
arreglado.
Yo recordé una pintada que había vista
en la tapia de un corral abandonado: EL
POZO DESTAPAO COMO SIEMPRE HA ESTAO, y me pregunté si esos eran los
arreglos a los que la señora se refería. Estaba claro que a algunos vecinos no les había
parecido bien que taparan el pozo.
Ella continuó. - El Cristo lo
curó. El médico dijo que estaba enfermo por culpa del agua, pero no era el
agua. Aquí el agua es muy buena. Estaba malo de otra cosa, pero el Cristo lo curó. Mire si será milagroso este Cristo que llegó
aquí de milagro.
Y me contó esta historia: -- Hace mucho tiempo en este pueblo
no había iglesia y la gente pasó muchos años pidiendo que hicieran una. Cuando
por fin la construyeron, le pusieron una imagen de la virgen, pero no tenían un
Cristo.
La fuente de Nívar - sin tapar- y nuestras bicis |
Varios vecinos decidieron ir a Granada a buscar a alguien que hiciera
imágenes y encontraron un taller en la calle Elvira. Explicaron al hombre que trabajaba en este
taller que querían un Cristo para su iglesia nueva. El imaginero les dijo que
volvieran unos meses más tarde - para el verano,dijo. Acordaron el precio del
Cristo y que lo pagarían cuando recogieran la imagen.
La puerta de la Iglesia |
En la fecha convenida bajaron de nuevo a Granada a por su Cristo con un
carro tirado por bestias, como se hacía entonces, y encontraron el portón del
taller cerrado y que nadie respondía a sus llamadas. Los vecinos de la calle
les dijeron que no siguieran llamando, que allí hacía muchos años que no vivía
nadie, pero ellos no se conformaron y buscaron al hombre y su taller por toda
la larga calle Elvira por si se habían confundido de lugar.
Por fin consiguieron que unos guardas
forzaran el portón del taller donde ellos recordaban haber dejado su encargo y
pudieron entrar. Encontraron esta imagen
del Cristo que usted ve aquí con una nota que decía "Cristo para la Iglesia de Nívar". Lo montaron en el carro y lo subieron al
pueblo. Lo pusieron en el altar mayor y ahí está desde entonces
- Nadie sabe quien lo hizo y no se pudo
pagar, claro. Pero es muy milagroso, ya le digo. ¿No es esta historia un
milagro? - decía la mujer casi llorando.
Mientras, mis colegas de la bici se habían quedado en la plaza charlando con unos y otros. Paco, que era el más curioso y siempre preguntaba
por todo, quería saber si la maestra
seguía siendo doña Asunción.
Alguien le dijo, -Si, esa es. Por cierto, a final de curso tuvo un serio problema con sus alumnos: un día que estaban haciendo mucho ruido, ella les dijo. Estoy harta de vosotros.¡ No quiero ni veros ni oíros en mi clase! Ellos se fueron al director del colegio y dijeron: ¡Doña Asunción no nos quiere en clase, mire lo que nos ha dicho, ¡ha dicho que no nos quiere a los niveros en su clase!
Alguien le dijo, -Si, esa es. Por cierto, a final de curso tuvo un serio problema con sus alumnos: un día que estaban haciendo mucho ruido, ella les dijo. Estoy harta de vosotros.¡ No quiero ni veros ni oíros en mi clase! Ellos se fueron al director del colegio y dijeron: ¡Doña Asunción no nos quiere en clase, mire lo que nos ha dicho, ¡ha dicho que no nos quiere a los niveros en su clase!
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