jueves, 27 de julio de 2023

Yo maté la aspidistra

Este verano por fin he decidido arreglar la aspidistra, la pilistra para entendernos mejor. Ya llevaba años mirándola estropearse poco a poco y llenar el rincón de enormes hojas secas y pinchudas. Hace dos días decidí que era el momento.

En su mejor época

La pilistra tiene su historia: yo la heredé de tía Mariana. La trajimos en nuestro caluroso LADA ruso - preparado para las gélidas estepas siberianas sin aire acondicionado, por supuesto - en el viaje que hicimos a Linares a recoger algunas cosas que aún quedaban en la casa de las tías .

Trajimos unos cuantos jarrones de opalina y algo de loza: viejos platos y fuentes desportilladas de la Cartuja de Sevilla, una cesta grandota de mimbre que se desfondó apenas le metí dentro unas telas, y también me traje las dos descalzadoras que estaban en su dormitorio y que un tapicero, amigo de mi hermano Nicolás, arregló y tapizó tan bien que yo las disfruto cada día en mi dormitorio.  Incluí en este porte una de las muchas pilistras que adornaban su patio.

Loza vieja de la Cartuja de Sevilla
La pilistra encontró su rincón en nuestra casa, junto a la puerta de la entrada, y fue creciendo, creciendo hasta que tuve que sacarla al patio porque ya casi nos impedía entrar en la casa.

Cada vez que mi madre venía a vernos me decía, --Esa pilistra está demasiado grande; tienes que partirla. 

Nunca la partí y ella siempre seguía diciendo lo mismo, --Esa pilistra está demasiado grande; tienes que partirla.

Ya antes de que ella hablara, cuando entraba por la puerta de la casa, yo ya sabía lo que me iba a decir y así mismo sabía lo que iba a responderle, --Ya lo haré mamá, ya lo haré.

Inmensa, llena de polvo y hojas secas
Nunca lo hice hasta este verano. Pero lo he hecho mal y se ha muerto;  la he matado. Estaba tan grande que no se podía sacar del macetero, no había forma de partirla. 
No quería romperlo porque el macetero tenía su historia también: era un regalo de Florencia, la madre de Pedro, mi suegra, que siempre me quería regalar cosas y nunca sabía qué. Por fin un verano en que fuimos a visitarlos a su apartamento de la playa de Velilla, me dijo. --Venga que te voy a comprar algo. 
Yo había visto una tienda de cerámica de esas muy típica de pueblo y dije. --Vale, me gustaría que me regalaras unos maceteros que me vienen bien para el jardín. 
Me regaló un macetero decorado al estilo de Talavera bien grande y muy bonito y allí puse la pilistra.
 Ahí se ha pasado un montón de años; se salía por los bordes del macetero y ya estaba horrorosa porque no le quedaba nada de tierra, solo raíces y hojas secas.

Ayer quisimos arreglarla y murió, la matamos. No era nuestra intención: cuando le cortamos todas las hojas para ver si podíamos, por fin, partirla, nos la cargamos. Muerta. FINITA.

Me he quedado con unas cuantas hojas verdes que he puesto en un florero, pero éstas no son de las que echan raíces, así que no podré tener más macetas de pilistra de origen Mariano. ¡Qué más da!

 Se acabó la historia de la pilistra de tía Mariana. 

Mis libros de Orwell, ahora buscaré el de la Aspidistra

En  mitad de la operación de poda total de la maceta recordé un libro de George Orwell,  Keep the Aspidistra Flying de 1935,    En español la novela se llama Que no muera la aspidistra.

Y me dije, ya está, ya lo he hecho. No he seguido los consejos de Orwell.

La Wikipedia explica ese extraño título de la novela de George Orwell: en la Inglaterra victoriana las únicas macetas que podían sobrevivir al débil sol inglés y al sórdido aire que se respiraba en las casas debido a la calefacción por chimeneas, las lámparas de aceite  y a las hornillas de carbón, eran las pilistras, las puñeteras pilistras,  las macetas que aquí en Andalucía decoraban esos patios maravillosos con pozo, mecedoras de mimbre, un pilar y unas señoras con abanicos dándole a la lengua.

Para nosotros, en Andalucía, las pilistras son las macetas de los zaguanes y los patios, pero para los ingleses las pilistras eran las macetas de las casas de la pequeña burguesía con pretensiones de elegancia, pocas ambiciones sociales  y muy mediocres  y eso se prestó durante mucho tiempo a chistes sobre pilistras que aparecían en las comedias, en las revistas satíricas o en las series de televisión posteriormente. 

Patio andaluz con pilistras y pozo

Obviamente las pilistras dejaron de ser las únicas macetas posibles en las casas cuando se acabaron la chimeneas y las cocinas de carbón y yo, de hecho, nunca he visto una pilistra en las casas que he visitado en Inglaterra.

Pero la novela de Orwell, como todas su obras, contiene un crítica permanente en su argumento contra la sociedad del momento. Según la Wikipedia, de nuevo, " El título puede interpretarse como una exhortación sarcástica. en el sentido de "¡Hurra por la clase media!"

Encontré otra explicación en una pagina del Grado en Periodismo  de la Universidad de Zaragoza

 "Conociendo a su autor, militante del POUM, teniente en las Brigadas Internacionales e integrante de la Home Guard, podemos plantearnos un doble significado de lo que la aspidistra significa. Por un lado, tenemos esa planta, símbolo de la burguesía y de la resignación a una moral impuesta por las clases dominantes. Por el otro, nos queda la incógnita de si el periodista hizo alguna conexión con la Aspidistra Británica, una transmisora de radio de origen estadounidense encargada de esparcir propaganda negra. Al igual que ocurre con el personaje de Napoleón en Rebelión en la Granja, Orwell no dejaba cabos sueltos."

Una planta con mucha historia, como podéis ver.

12 comentarios:

  1. Si ha quedado algún rizoma de las raíces, puedes sembrarlo aunque te parezca que está seco, pues eso es como los bulbos, que duran de un año para otro fuera de la tierra. En mi antigua casa teníamos muchas en el patio y aguantaban también en el recibidor, pero me las traje aquí, las puse en las terrazas y, entre el cambio climático y el calor que sale de los aparatos de aire acondicionado, se fueron poniendo feas y terminé por quitarlas.Las pilistras son ideales para sitios con poca luz y nada de calor, y eso es raro encontrarlo ahora.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me ha quedado un macetón entero lleno de rizomas. Intentaré sacar algunos y si no, pues hasta aquí llegó la pilistra. No se podrá quejar de la historia y la fama que le he dado.Aunque tengo que admitir que eres la única que pasa por mi blog - ¡MUCHAS GRACIAS, DE CORAZÓN!

      Eliminar
  2. ¿Y como sabes que no te visita nadie? Mira las estadísticas y verás la muchedumbre que pasa por nuestros blog silenciosamente.

    Para sacar una planta así, lo mejor es cogerla entre dos (o tres si es preciso) ponerla boca abajo y golpearle el filo contra algo que, para no estropear el tiesto, se puede recubrir con un trapo o un trozo de gomaespuma.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es verdad. Pasa gente por aquí y se detiene en algunas entradas tan antiguas que ni yo misma las recuerdo. Ahora las veo llenas de errores e intento arreglarlas. Eso me pasó con la de la excursión a la Calahorra. Luego, me despisté y parecía que era nueva, pero era de 2006.
      Intentaré lo de poner la maceta boca abajo. A ver si cae algo por lo de la gravedad. Gracias por el consejo y que no pases demasiado calor este fin de semana!

      Eliminar
  3. Respuestas
    1. Quien sabe? Puede que resucite!!!

      Eliminar
    2. La anónima era yo. A veces estos del GOOGLE me hacen cosas raras!

      Eliminar
    3. Cierto, google hace cosas raras. Y espero que resucite ;)

      Eliminar
  4. Te encontré. Qué bonita historia la de tu pilistras, la mía está empezando desbordar el tiesto. Tendré cuidado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que te guste mi historia. ¿¿Tu pilistra es también de la tía Mariana??
      Si la partes guárdame un trozo, porfa!

      Eliminar
  5. Yo tengo varias macetas de aspidistra en Londres. Todas particiones de una que me regaló la madre de Jason, mi marido, que a su vez heredó la planta de auntie Maggie, la tía del padre de Jason. Era sirvienta en una casa victoriana en Blackpool. En esos días a los sirvientes se les pagaba poco y solamente libraba una vez a la semana. Supongo que la planta fue un regalo de sus empleadores. Todas las particiones han prosperado y sigue muy viva.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esa historia de tu aspidistra es aun mejor que la mía y además la tuya sobrevive porque tú sí la partiste a tiempo!!
      He guardado un resto de la mía y la voy a plantar a ver si aun renace. En el fondo sí que me da pena perderla.
      ¿Quien eres? Me gustaría que me contaras mas cosas.

      Eliminar