miércoles, 26 de octubre de 2022

Una nueva Aplicación

 Tengo una sugerencia para jóvenes informáticos/as: 

Necesito una aplicación que escanee el ISBN  de un libro y me diga si me va a gustar o no. Una aplicación que me sirva en las librerías y en la biblioteca. Quiero saber si merece la pena que saque prestados los libros de la biblioteca de mi pueblo y los acarree hasta casa o si mejor los dejo allí. 

Te quiero con lectura  

Esto lo digo porque los libros que la biblioteca me ofrece, a primera vista, porque luego en las estanterías del piso de arriba los hay de todos los tamaños, son unos tochos, o ladrillos, que diría mi padre, de tamaño natural. Y si me traigo tres o cuatro libros, como hice la última vez, llego a casa deslomada. Y luego no fui capaz de leer mas que uno. Los otros libros eran tres novelas históricas en las que no pasé de la primera página.  

Libros de historia
 

Al menos esta vez no me traje, como en la ocasión anterior, novelitas eróticas disimuladas, que las escribe como churros una señora de la que no diré su nombre por que ya ella sola se encarga de promocionarse en las 'redes' y además presenta programas en televisión y participa en realities. Yo no voy de puritana por la vida, pero no me gustó que en la novela que yo empecé la protagonista, una señora joven de buen ver, para superar la separación de su marido, demasiado ocupado para darse cuenta de que ella no estaba a gusto, se va a la agencia de viajes mas cercana y decide pasar dos meses en Bali, donde entre el yoga, el surf, el monitor de surf, y la monitora de yoga, le enseñan a disfrutar de la vida y a encontrar su destino. ¡Real como la vida misma!! Aunque en realidad no se todo lo que pasó en Bali, porque dejé a la señora enrollada con el cachas del monitor de surf,  ¿o era de yoga? y ya no seguí leyendo.

Entrada a la biblioteca - Aprende a decir HOLA

Lo mismo sucede cuando entras en una librería. Las opciones son infinitas. Los libros que no tienen, te los traen al día siguiente. Pero ¿cómo estar segura de que te va a gustar el libro? Ya se que lo recomiendan en Babelia, en el Cultural, en las páginas de las revistas de moda. Todo el mundo hace listas de libros y yo a veces sigo estos consejos, consigo los libros y luego no puedo con ellos.

Sala para los pequeños

Yo pienso que ya que GOOGLE lo sabe todo de nosotros, también podría saber el tipo de libros que a mi me gustan. Como oyen nuestras conversaciones y leen nuestro correo y saben lo que compramos, podrían unir todos esos datos y en la aplicación que yo sugiero, al escanear o introducir el ISBN, la APP te diría algo como:  NI LO ABRAS, o PUEDE QUE TE GUSTE, o PERFECTO PARA TI.

Estaría bien esta aplicación. ¿No os parece?

Volando con la imaginación, con los libros

Por otra parte, no me importa en absoluto pasar por la biblioteca. Las bibliotecarias son muy amables y siempre me encuentro a un grupo de mujeres devolviendo o sacando libros dispuestas a echar un buen rato de charla. Además, Gabi y María José siempre decoran la biblioteca según el momento del año en que estemos con una gran imaginación y muchísima habilidad para inventar adornos apropiados. Ahora tocan los murciélagos y los vampiros por Halloween; antes había unas preciosas mariposas hechas de crochet - no me preguntéis por qué.

Estos ya no los voy a leer (tienen la letra demasiado pequeña)

 Otra ventaja de ir a la biblioteca de vez en cuando es que hago limpieza de las estanterías de casa. Cada vez que voy, cargo mi precioso tote bag con libros que ya no voy a leer nunca más y allí los aceptan o para el fondo de la biblioteca o para donarlos a ONGs. Yo estoy encantada.

 

Nardos y libros de la biblioteca

 

 

 En el camino de vuelta compro flores o alguna revista interesante o paso por la nueva frutería y compro pequeñas calabazas para decorar mi cesta de otoño.  ¡De la biblioteca siempre me traigo algo bueno!


jueves, 13 de octubre de 2022

La cortina de la cocina

2007 - Bolas de colores
Hoy es el día que quito la cortina de la puerta de la cocina que da al patio, la meto en su caja y la guardo en el sótano junto con los colchones desinflados, los churros de colores, los cojines de las butacas y la cesta de las toallas. Hoy es el día que declaro oficialmente terminado el verano. 

2008- De bolas marrones

Este año ha sido casi un mes después de que entrase el otoño, pero es que en esta tierra los veranos se alargan por San Miguel y por el veranillo de los membrillos hasta el Pilar.

Ya de hoy no pasa que quite la cortina porque prefiero que entren las moscas y las pocas avispas que van quedando pero que entre la luz del sol que ya no nos ciega y nos deja desayunar con la puerta abierta. 

Con chispas del sol

Y es que yo cuelgo la cortina de la cocina cada verano para poder dejar la puerta abierta todo el día sin preocuparnos de que entren los insectos y los fuertes rayos mañaneros del sol. Pero la cortina también nos acompaña cuando decidimos comer en el patio. Entonces se arrastra por encima de los platos y cubiertos que hay que bajar para poner la mesa. Luego, tengo que abrirla con la cabeza para poder entrar en la cocina con las manos ocupadas con los platos sucios, las fuentes donde he servido la comida, o la bandeja de los vasos y copas usados durante el almuerzo. 

EL churro y los juguetes que guardo con la cortina

Poner la cortina en la cocina es una tradición en esta casa desde hace muchos veranos y hemos tardado todo este tiempo en dar con el modelo más adecuado para nosotros. 

 

De falso bambú

Cortina de flores de tela
Hemos tenido cortinas de cuerda,  de chapas de botellas, de bolas de madera, de flores de tela, de trocitos de falso bambú de colores y en una ocasión hasta colgué una cortina hecha de plaquitas de falso nácar que quedaba preciosa pero enganchaba los pelos de todas nuestras visitas. 

Bolas de colores

Las cortinas de bolas de madera tenían dibujos geométricos que se quedaban descompuestos a las dos o tres semanas porque las tiras laterales se metían en el quicio de la puerta y al cerrarla, las bolas crujían como si estuviera cascando nueces y poco a poco el dibujo desaparecía y la cortina también. 

De toda la vida

A veces era un buen lío
Nunca puse una buena cortina de tela, una de esas cortinas tradicionales con las que siempre se han tapado las puertas de la calle en las casas de los pueblos y que tenían muchos usos: proteger la madera del inclemente sol, dejar que entrara el fresco  y poder ver la gente pasar. 

-- Buenas tardes, --me decía siempre mi vecina, la señora Carmela, desde su sillita de anea detrás de su cortina, cuando yo pasaba delante de su puerta.

Cortina de la casa de Nico
Este año hemos encontrado la solución:  Una cortina de cintas de plástico que se enrollan sobre sí mismas como tirabuzones de niña traviesa. No se destroza en el quicio de la puerta, no se engancha en la ropa o los pelos y no se deshace poco a poco como le pasó a la cortina de flores de tela que alegraba la vista del jardín pero que parecía la vela de un barco cuando soplaba un poco de viento. 

Y no me olvido de otras cortinas encontradas en otras casas por ahí, como esta de la casa de Nico, con unas maravillosas sombras.
 

La última - Espero que dure muchos años

Aunque nos ha ido bien con la nueva cortina, hoy ya la he quitado. 

Se acabo el verano. He dicho.