Museos Vaticanos -Roma |
Si
hubiera sabido que mi postal desde Roma iba a tardar tres años en llegar a su destino no habría escrito en ella unas palabras tan simples como
las que redacté aquel día para mandarle recuerdos a mi madre desde nuestras vacaciones en Italia en
octubre de 2014.
La Columnata de Bernini |
Mi postal desde Roma |
El caso es que yo tenía que haberme imaginado que esa postal no llegaría nunca a
su destino, o llegaría a China en lugar de a Granada, porque cuando pegué el
sello que había comprado en el mismo kiosco que la postal, me di cuenta enseguida
de que no era un sello de la Poste Italiane, sino una estampita sin nombre ni
precio.
La estampita |
Cuando le pregunté al paquistaní
que atendía a los turistas por qué me había dado ese sello, como toda respuesta
me señaló una caja de plástico rojo con una ranura, donde no había ni un solo
símbolo, logo o letra que indicara que aquello era un buzón de correos, para
que echara allí mi postal ya 'franqueada'. Eso hice.
Pero ya sabía que aquello no tenía buen aspecto.
Pero ya sabía que aquello no tenía buen aspecto.
Estaba
claro que aquella caja roja era una Cápsula del Tiempo como las que se entierran en los cimientos de
los edificios importantes para abrir dentro de 50 o 100 años.
Pero alguien no ha querido esperar tanto tiempo y ha abierto la Capsula hace poco y ha
decidido enviar ahora la postal a su destino.
Llegó la semana pasada al buzón
de mi madre y dio la casualidad de que yo lo abrí, y me encontré a mi misma
tres años atrás en un caluroso día de otoño paseando por las calles abarrotadas de turistas de Roma,
emocionada por la experiencia que estaba viviendo, también cansada y desconcertada porque ni sabía cómo comprar un
sello, ni cómo pagar el billete de autobús, pero disfrutando de cada pizza y cada vaso de vino, de cada monumento, calle, fuente, ...
Pio VII me hizo |
A pesar de este lapsus temporal de mi postal, volvería ahora mismo a Roma.
Una fuente en el Vaticano |
Volvería siempre. Creo que todos sabéis por qué. |