Donde ahora está el botellódromo, había campos de habas, cebollas y lechugas y
cuando llegaba este tiempo, me acercaba desde casa con una cesta a comprar los productos de la
vega directamente del hortelano que estaba por allí regando o que había
instalado un chiringuito muy provisional, con unos cañizos, un taburete y una
romana y te vendía sus productos a ojo. Puede que el peso no fuera muy preciso y el cambio menos aún,
pero la frescura y la calidad de las verduras compensaba toda la informalidad
del trato.
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Habas frescas de la Vega |
Pronto desaparecieron las hazas de hortalizas de delante de nuestra casa y poco a poco desapareció el resto de la Vega: primero fue por el Hipercor, más tarde
llegó la autovía - la ronda de circunvalación- que si se hubiera acercado un
poco más a la ciudad hubiera pasado por
nuestro salón. Y finalmente, en el hueco entre el Hipercor y la autovía, hicieron
una plaza dura sobre un parking, y
allí, un buen día, el Ayuntamiento instaló
el famoso botellódromo granadino, que amenazan con cerrar cada vez que llega el
buen tiempo por las constantes quejas de los vecinos y porque no está bien que los jóvenes se emborrachen, se pasen de copas y de lo que sea y lo dejen todo hecho una porquería.
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Abril 2013 Fiesta de la primavera |
Aquí podéis ver la fiesta del año 2013. Todo un éxito de
convocatoria. Tanto que el atasco fue interminable y la policía cerró los accesos a la ciudad desde la autovía.
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Atascos interminables - lo de siempre |
Yo nunca iría a una fiesta así- Jamás. Serán los años, o
será que nunca fui muy juerguista pero no puedo soportar el ambiente cuando las calles están a reventar
de gente, como pasa en este botellódromo o en cualquier día del Corpus y
especialmente, ahora que lo tengo reciente, durante los recorridos de las procesiones de Semana Santa.
No puedo con la bulla. No entiendo, además, cómo yo misma podía
aguantar esta tradición años atrás,
cuando salía con mi pandilla de gente joven y perseguíamos los pasos por el
Albaicín y las calles estrechas del centro para ver a la Virgen o al Santo en
el rincón más pintoresco y aplaudir a los costaleros cuando realizaban la maniobra mas
difícil de la noche. Supongo que era nuestra forma de celebrar
entonces la fiesta de la primavera.
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Con lluvia o mal tiempo |
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Procesiones en Puerta Real |
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Varales de los pasos |
Y aun menos entiendo cómo durante los últimos años he
arrastrado a Pedro a ver las procesiones solo para hacer fotografías del
ambiente, la gente, los pasos, las
mantillas, los capirotes o los niños que recogían la cera de las velas
encendidas.
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Devoción ... por la cera |
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Por la Fuente de las Batallas - Mogollón |
Pero últimamente ya no aguanto estas concentraciones humanas y entiendo cada vez menos cómo un país o unas cuantas ciudades se pueden
paralizar por una manifestación religiosa de este tipo, cuando está claro que
la mayoría de las personas que las organizan y la inmensa mayoría de las que las ven por
la calle, ni tienen sentimientos religiosos, y a veces ni siquiera tienen sentimientos.
Los demás les importan un comino y la fe
del los hermanos cofrades y demás componentes de la procesión es generalmente
tan falsa como el oro de los varales que acompañan a los pasos. Pero su emoción
tan sentida se desborda en las escenas que transmiten por la tele cuando la
Virgen sale o entra en su templo, o la lluvia
ha impedido la salida de alguna 'procesión de penitencia'. Penitencia, sí, pero
para los demás ciudadanos que no tenemos ningún interés en disfrutar de este espectáculo.
No tiene entonces mucho sentido que la la gente critique a los jóvenes porque hacen botellón y se pongan tan pesados con que el Ayuntamiento cierre el botellódromo. No lo entiendo: al menos allí, en ese recinto, no están tirados por todas las plazas y placetas de Granada, como pasaba antes. Y para follón y juerga, lo que ellos arman en Semana Santa ¡ y no nos podemos quejar!!!
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