En solo unas dos horas de paseo por el Albaicín y sin hacer ningún esfuerzo, pude recopilar esta colección de sentencias filosóficas dignas de figurar en un buen manual del tema; que es lo que gustaría que hicieran, que las escribieran en un libro o en una revista, o en su diario personal (llámese blog) en lugar de marranear las paredes del ALBAICÍN. Cada vez que paseo por esa parte de la ciudad o por cualquier barrio, en realidad, todas las paredes están tan sucias que parece que hay un concurso para ver quien las deja peor. A veces los graffiti son buenos, a veces las frases son ingeniosas. Pero la inmensa mayoría de estas 'pintadas' son una autentica porquería, que cuesta mucho dinero al Ayuntamiento limpiar y que afean los edificios en los que vivimos y peor aún, aquellos que los turistas, que nos dan de comer, vienen a visitar.
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Ya de paso, os pongo el letrero de una calle, el menú de un mesón de la Plaza de San Nicolás (atención al postre) y la gran muchedumbre que asistió a una mani de perriflautas en la Plaza del Carmen.