Mis pobres tiestos reciclados están empapados, las plantas flotan en una sopa verde que no se seca de lluvia a lluvia. En los campos, los almendros están perdiendo las flores con la fuerza del agua. Los olivares parecen arrozales. Por las laderas de los cerros corren arroyos y brotan fuentes donde nunca antes las hubo, y las que hubo se desbordan por las cunetas.
No podemos salir con la bici. Bueno, ayer salió un rato el sol y todo el mundo, nosotros incluidos, nos fuimos al campo, unos a pie y otros andando. Y otros en bici.
Qué hartazgo de lluvia!!!
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