Sigo con los viajes y las vacaciones. Aunque todo el mundo decía que Málaga iba a estar imposible con la feria de fuera y del centro, nos atrevimos a ir a pasar allí dos días a casa de Ara, a regar las macetas y a dar paseos por la ciudad. Es verdad que la tarde que llegamos había un inmenso botellon que se extendía por la Plaza de la Merced, la calle Granada y todo el centro. Pero de pronto, empezaron a salir brigadas de limpieza armados de chalecos amarillos, escobas y camiones que iban detrás de los botelloneros barriendo y fregando las calles y todo se quedó limpio de nuevo para que siguiera la gente bebiendo y paseando y bailando verdiales sin parar. Pero es que en Málaga hay muchas otras cosas que disfrutar, así que tiramos para el puerto y allí descubrimos este precioso navío, el Santísima Trinidad, una réplica anclada en el puerto que se utiliza como discoteca, bar, bodega, restaurante, etc. Merece la pena visitarlo y eso fue lo que hicimos ayer por la mañana. aquí tenéis a esta pequeña tripulación. El barco estaba vacío, se ve que los turistas, forasteros y locales estaban en la feria.
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