viernes, 21 de marzo de 2025

Olores fantasma


Huele a lluvia
Con los años he ido perdiendo mis sentidos. Cada vez oigo peor, cada vez la comida tiene menos sabor, cada vez veo más borroso todo lo que me rodea -además de plagado de mosquitas voladoras-, el tacto... ya no sé ni qué es, y el olfato, ¿qué os voy a decir? No huelo nada. 

Así que me extrañé hace un año y medio cuando me perseguía un olor persistente a quemado y andaba todo el día preguntando  a Pedro ¿No hueles a quemado? --No, no, nada. - me respondía él.

Otros fantasmas, como mi persistente olor
Es cierto que cuando nos vinimos a vivir a esta casa si que olía a quemado, mejor dicho, olía a tostado. El tostadero que había a la vuelta de la esquina, detrás del parque, emanaba desde bien temprano los olores deliciosos de pipas, maní, almendras y otros frutos secos si el viento venía de esa dirección. Pero el tostadero se fue a otro rincón del polígono y nos dejó en su lugar una fábrica de aceite que también despedía el buen aroma de la almazara en temporada, y el mal olor del alpechín en otros desafortunados días. Al poco tiempo las dos empresas se mudaron a algún lugar lejano y sus olores se fueron con ellas.

Pipas, mani, almendras

Pero como os dije, hace quince meses empecé a oler a quemado permanentemente sin viento ni fábricas que me trajeran el olor. El olor lo llevaba yo en mi pituitaria fantasma. La verdad es que yo olía a almendras garrapiñadas. Si habéis paseado por el Pie de la Torre en Granada sabréis de lo que estoy hablando.

 Como me harté de semejante y empachoso olor me fui a ver a mi doctora y le dije,  --Tengo un olor fantasma. Lo sé porque lo he leído en INTERNET. Ella me respondió - No sé qué es un olor fantasma, nunca había oído a nadie decir eso. Y lo buscó en alguno de sus directorios médicos y lo encontró. Como ella no sabía cómo quitármelo me envió a la Otorrino, que sí sabía lo que era un olor fantasma y que me dijo que ya se me quitaría solo y mientras tanto que usara un nebulizador para limpiar la nariz por dentro y me comprara aceites con esencias y los oliera para distráeme del olor a almendras garrapiñadas. También me dijo que consultara con un neurólogo - pero me dieron cita para dentro de trece meses y lo dejé para otra ocasión- Me compré dos botes de esencias, uno con olor a lavanda y otro a mandarinas y los he ido alternando hasta que el olor de las almendras por fin desapareció.

¡Malditos trapos!
Pero, hace mes y medio me volvió el olor fantasma. Algo olía a húmedo en la casa, sobre todo en la cocina. Y no es por la lluvia que tenemos, porque mi olor viene de unas semanas antes.  Busqué en todos los armarios de dónde podría venir el olor; miré en el cesto de las patatas, en el frutero, debajo del fregadero y detrás del friegaplatos e incluso limpié y corrí la lavadora por si acaso había agua encharcada bajo los electrodomésticos, pero todo estaba bien y el olor seguía, y no solo en mi cabeza, ¡¡Pedro también lo olía!!  La lluvia se estaba ya anticipando. Eso era lo que yo pensaba. "Ya viene el agua por el oeste." Sería eso, pensé yo.

Pero mis olores fantasma no eran tales, en esta ocasión fueron reales y esta es la historia:

Les tuve que dar un buen fregado

Con estos fríos. el jueves decidí preparar un buen cocido. Me apetecía algo caliente y consistente. Puse los garbanzos en remojo la noche antes, compré los avíos en la carnicería, y la verdura en la frutería de aquí al lado y me dispuse a hacer de cocinera. Cuando abrí el enorme cajón de las ollas y cacerolas el olor me dió un bofetón en la nariz.  Cogí la olla express rápidamente, antes de que me mareara y al abrirla, allí estaba el origen de mi pesadilla: un trapo húmedo que debía de llevar en el fondo de la olla una buena temporada. Como el invierno, hasta esta racha de tormentas, ha sido muy templado, no he cocinado guisos contundentes y no he necesitado la olla express, y se ve que tampoco eché en falta el trapo. 

El trapo en el fondo de la olla no es más que otro ejemplo de mis monumentales despistes, como cuando encuentro el azucarero en la nevera, la mantequilla en el cajón de la verdura, el mando a distancia en la papelera, el destornillador guardado con los cubiertos, o las bombilla rota en el cubo de los papeles ..... 

Los años. La vida. 

Que tengáis una buena semana


8 comentarios:

  1. Seguro que el cocido te salió riquísimo. Un besico

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  2. Yo no sabía nada de esos olores fantasmas, pero lo que me extraña es que no supiera a húmedo el cocido, pues es un olor difícil de quitar y por mucho que fregaras la olla, seguro que seguía oliendo. Cuando en la casa antigua construyeron enfrente siete plantas y nos dejaron sin sol, había que planchar la ropa en cuanto se secaba, pues cogía humedad, se "apulgaraba" y las manchas y el olor no se quitaban ni volviendo a lavarla.

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  3. Que bonita palabra 'apulgaraba'. Y es que por estas tierras lo del olor a humedad o tener la ropa húmeda nos suena casi a chino. Somos de los que sentimos las sábanas mojadas cuando dormimos en la playa. Hasta que te acostumbras.

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    1. Cuando yo iba a la playa un mes, ni en ese tiempo me acostumbraba a las sábanas mojadas.
      En cuanto a que la comida no tenga sabor, no es por tu edad ni por la mía, sino porque los ingredientes no saben como antes. Dime tú si un pollo criado en pocos meses va a saber como aquellos que tenían que cocer toda la mañana para estar tiernos...

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    2. Bueno, lo de los sabores de las comidas daría para muchas entradas de mi blog o el tuyo. ¿Te acuerdas de lo rica que estaba antes la fruta, y los tomates, y las lechugas....?
      ¿Te acuerdas cuándo éramos jóvenes?

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  4. Lo de ser joven lo tengo tan lejos que ya ni me acuerdo...

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    1. No será para tanto. Te mantienes joven cuando sigues en estos mundos de Internet y estas cosas.

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