Cada viaje es una aventura |
Nos hemos acostumbrado tanto a que las compañías aéreas nos maltraten que recibimos como una bendición del cielo el que se porten un poco bien con nosotros y solo nos falta hacerle palmas con tanto entusiasmo como se aplaude al piloto que aterriza el avión sin estrellarlo contra la pista, como se hace en los vuelos de RYANAIR.
Puede ser una maravillosa aventura |
Parece mentira que ya hayamos olvidado las veces en que los
del RYANAIR nos hacían ir desde el
embarque al avión corriendo atropelladamente por la pista del aeropuerto para
coger un sitio decente - Joder, ni que
fuera el cine ALBÉNIZ del Barrio Fígares - porque no les daba la gana de asignarnos asientos al
facturar.
Nunca podré olvidar a aquella señora mayor que lloraba en la
puerta del embarque porque no entendía por qué
tenía que meter su bolso en la maleta. Entonces los de RYANAIR, claro, no
te dejaban subir en el avión más que con una maletita de viaje, ni bolso,
mochila, ni incluso la bolsa de las tiendas
del aeropuerto. Esto último se
arregló pronto, ¡faltaría más! Pero lo
de autorizar el bolso de mano tardó un poco más y a mí esa norma me agobiaba
tanto como a aquella desconsolada señora.
Y luego están los aeropuertos baratos. El MP2 de Marsella, por
ejemplo.
Ahora está arreglado, hay una
enorme sala de espera, con butacas, tiendas , cafetería, servicios en
condiciones… Casi como un aeropuerto normal. Pero en nuestros primeros viajes, la sala de espera era un hangar con techo de
uralita donde nos aglomerábamos los pacientes y pobres viajeros sudando como pollos en mitad de un cálido
verano provenzal. Sin una queja, sin un suspiro. Un sola tienda con cuatro
cosas y dos revistas y una pequeña cafetería con lo justo para no morir
deshidratados. Ya os hablé una vez sobre
esta experiencia, pero desahogarme de ella no significa que lo haya olvidado. (Ver mi crónica sobre 'Vacances)
Así que ahora nos sentimos ricos en la nueva terminal de
Marsella. Casi como si voláramos en las líneas aéreas de Kuwait o de algún país
de lujo asiático.
Hasta que un buen día los controladores aéreos franceses
deciden ponerse en huelga y te cancelan el vuelo. Eso nos pasó en el último viaje. El día antes del vuelo recibí un SMS de RYANAIR que decía, "Su vuelo ha sido cancelado, lea el e-mail que le hemos
mandado para saber qué pude usted hacer"-Aparte de maldecir a la compañía
y a los controladores claro-
Tras unas horas de gestiones conseguimos un nuevo vuelo para
volver a casa. ¡Menos mal! Solo que no a la misma ciudad de dónde habíamos salido,
y no el mismo día.
Aeropuerto de Sevilla - R Moneo |
Ya en España, desde el coche que tuvimos que alquilar para
ir a Málaga a recoger nuestro coche del aeropuerto, llamé a Ara y le dije muy
contenta, "¡Cómo son los de RYANAIR,
hemos llegado quince minutos antes de lo previsto!" Y ella, muy
tranquila y muy sabia, me contestó : "Si,
solo que al día siguiente y a Sevilla!"
Y es que nuestro
vuelo de regreso en realidad se había
atrasado más de 24 horas, como decía Ara, y nos habían hecho dar un pequeño
paseo por Sevilla. ¡Con qué poco nos
conformamos los usuarios!!
A pesar de tanto barullo y de nuestro agotamiento tras este
viaje trastocado, cuando devolvimos el
coche en el aeropuerto de Málaga tuvimos la lucidez de pedir una factura por si
acaso RYANAIR nos devolvía el importe. ( Ya sabéis , 'for if the flies')
¡¡¡Y NOS LO HAN DEVUELTO!!! ¿Cómo no los vamos a querer??
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